domingo, 19 de abril de 2020

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza


ADOPTA UNA CAUSA
Lo que no lograron los grandes iluminados de la historia, lo ha conseguido una micrométrica estructura llamada coronavirus.   La humanidad metió freno de mano a su alocada carrera; las prioridades cambiaron en un corto período de tiempo, y todos  comenzamos a vivir un estilo de vida que jamás habíamos experimentado, un encierro que aún va para largo.  Vamos aprendiendo  formulismos y, por supuesto –como en todas las tragedias—, hemos sacado la vena cómica para embromarnos. Lo más maravilloso, hemos puesto en práctica la generosidad.

El actual  es un período de tiempo con invitados de diverso carácter, algunos son benévolos, otros indeseables.  Nuestro espíritu se llena de buenos deseos para ordenar la casa, depurar guardarropa y terminar tareas pendientes.  Destinamos un mayor tiempo a navegar en la red.  Deseamos estar informados, y quisiéramos que en cualquier rato se anuncie con grandes titulares que se ha hallado la cura para la enfermedad.  A ratos nos abate la desesperanza, o nos engañan los falsos milagreros.  Exploramos en redes como una forma de reafirmarnos, de decir “aquí estoy”, de no sentirnos tan solos con nuestra angustia.

Hemos observado cómo, en distintas partes del mundo, la enfermedad ha rebasado la capacidad instalada de los hospitales.  A la par, hemos sido testigos de casos de curación.  Tal vez utilicemos las redes sociales para expresar nuestros estados de ánimo, procesar nuestro pasmo, ante el avance en el combate a la enfermedad, como yendo sobre arenas movedizas.  Muy probablemente ahí nos quedamos, nos polarizamos, quizá nos violentamos contra aquellos que no coinciden con nuestra forma de pensar.  Como dar golpes al saco de arena para sacar la ira.  ¿Y después de eso, qué?...

Es maravilloso atestiguar cómo muchas personas con iniciativa han aprovechado la cuarentena para compartir lo que saben hacer.  Hallamos en línea obras de teatro, música y literatura, o gastronomía para descargar.  Hay gimnasia, yoga, sana alimentación… La lista sería interminable.  Cada uno de los participantes ha asumido un papel activo para volver más ligero y productivo el encierro.   Hay quienes se han puesto a elaborar mascarillas o cubrebocas para obsequiar al personal médico y paramédico, o bien, inician campañas de recolección de donativos económicos o en especie para los grupos más necesitados.

A poco más de cuatro semanas de iniciada la cuarentena, hemos entendido diversas realidades: Los humanos sí somos capaces de prescindir de elementos, que antes de la contingencia nos hubieran parecido indispensables.  Aprendimos a recogernos dentro de las cuatro paredes del hogar y a conocer mejor a nuestros seres queridos, a convivir con ellos.  La tolerancia ha sido un elemento crucial para sobrellevar  diferencias de temperamento o de hábitos; surgen momentos de irritabilidad, junto a enormes recompensas emocionales.  Lo más importante, ésta ha sido una muy valiosa oportunidad de reencuentro de mí-conmigo.

De una u otra forma, todos debemos permanecer en el encierro. Aun así, hay mucho que podemos hacer desde casa por contribuir a hacer del planeta un mejor lugar, y de nuestra sociedad un espacio con más calidez.  Bien puede ser ocasión de poner en práctica habilidades que siempre hemos deseado probar, pero jamás nos lo hemos permitido.  Podemos capitalizar elementos que tenemos dentro de casa para convertirlos en algo que pudiera servir a terceros.   Estar al pendiente de personas que viven solas, ya sea a través de una llamada, o hasta de un saludo de ventana a ventana.   Compartir recetas de cocina; modos de resolver un problema; música que atrapa los sentidos.  Podemos localizar o elaborar textos que inyecten entusiasmo a quien los lea.

Aunado al problema infeccioso que nos acomete, está el problema mediático, que han dado en llamar “infodemia”.  Recibimos y tal vez compartimos –hasta con cierta urgencia--, contenidos de dudosa confiabilidad, que poco o nada apuestan a la paz mental.  Mensajes caóticos, que llevan a la suspicacia, a sentir que nos estamos hundiendo más cada día.  Se nos olvida que –por desgracia—hay mentes ocupadas en atormentar a otros, no sé si por un torvo placer o atendiendo a intereses económicos, pero están ahí para desacreditar y confundir, y a fin de cuentas generar la sensación de ser aún más vulnerables frente al virus, de lo que ya somos.

Propongo ocupar nuestro tiempo y nuestros afanes en hacer aquello que nos apasiona.  Adoptar una causa hacia la cual canalizar las energías, algo que nos mueva a explorar, crear y compartir.  Contagiar esa buena vibra con quien más pueda necesitarla.   La percepción del tiempo es de lo más subjetiva, éste pasa volando cuando nos hallamos ocupados.

Cada cual decide cómo vivir el encierro. ¿Tú qué eliges?

1 comentario:

  1. Excelente comentario, médico. Me parece que es un momento en el que surge la verdad de nuestra relación con nosotros mismos ya sea solos los que vivimos solos o en pareja los que viven en pareja o en familia los que son familia. Dice una canción muy bella Joan Manuel Serrat "Nunca es triste la verdad lo que no tiene es remedio" y bien dice la palabra de Dios "que la verdad es luz que está te hará libre". Una gran oportunidad para cada persona en cuarentena verse en la luz que es la verdad y darle un giro a lo que nos puede tener atados y no nos habíamos dado cuenta puesto que andábamos en una prisa exacerbada, y ahora en la quietud de la casa ... en mi caso es pasado toda la mañana sin televisión sin radio y sin música sólo escuchando el silencio y aprendiendo de esa calma. He ponderado sobre situaciones que pueden suceder en un futuro ya que hemos tenido la experiencia décadas atrás del apagón tremendo que hubo en una gran parte del estado de Nueva York y a los 9 meses un incremento en la población de llamar la atención y eso fue un solo día. He ponderado sobre cuántos niños irán a nacer para finales de año e inicio del que viene ya sube Cuántos divorcios no ayudan a surgir Porque aquellos que vivían en un matrimonio acelerado cada quien en su trabajo ahora en vez de tener una oportunidad para crecer se ven en un momento de oportunidad para darse cuenta que no se soportan. El amor se ha ido y que era más el interés por sus propias actividades fuera de casa que la del cónyuge y si los hay igual los hijos. Es enfrentarnos a una realidad de nosotros mismos poner un alto y reestructurar nuestros planes a futuro si es que no nos toca partir a casa en esta circunstancia que vivimos. Es una oportunidad para recapacitar Cuántas tonterías Nos tienen separados de las personas que amamos o que decimos amar y poder definir si es amor o no lo es y al mismo tiempo Cuántas tonterías verdaderamente Absurda pena tanta familia dividida y pienso También en que si esta situación no toca el corazón para tener una verdad de sus actitudes ante todo y redefinir quiénes somos pues entonces es gente que tiene un Corazón de piedra si alguien no le mueve esta situación tan tremenda esta pandemia que vivimos y abrazan a las tonterías dudo que haya algo más adelante que los pueda ver lo bello que es la vida el regalo que es cada día el agradecer en la regadera Gracias porque tengo agua y sale caliente el estar Agradeciendo todo el día y permitir que el agradecimiento nos torna nuevamente hacia Dios y a un corazón más sensible. Más aquel que ya se ha diluido en la locura que es estar fuera de la luz pues la luz muestra la verdad ya no tendrás tu oportunidad Y aquel que no es valiente para confrontarlo en su cobardía se perderá. Es una oportunidad gigante para la verdad y para ayudar a los demás Hay muchas maneras de ayudar a los demás desde casa este medio de los celulares el teléfono la computadora es para animarnos para retomar situaciones personales Y darles la vuelta para hacer mano Cadena en que la salida que se vea sea para ayudar a otra persona que no está en una situación tan privilegiada como muchos. Yo me cuento entre esta gente muy privilegiada no me falta nada Dios es mi proveedor y me probé de todo el aire me levanta me fortalece me echa a andar la creatividad Volver al ejercicio como usted menciona médico acomodar casa tanto la interna como en la que estamos guardados. Y todo pasa porque sólo lo eterno es para siempre en su palabra lo dice y todo pasa. Mi oración diaria y durante todo el día al recordar le pido mucho a Dios por las madres jóvenes que tienen niños chiquitos que tienen que entretenerlos todo el día sin poder salir a la calle y le pido mucho por cada persona que tiene que tratar directamente con los enfermos desde los médicos hasta los afanadores de los hospitales. John oración hecha con fe y con un corazón quebrantado Siempre será respondida.

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