domingo, 30 de agosto de 2020

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Actualmente las redes nos proporcionan un espacio para compartir nuestras vidas con los demás. Cada muro tiene sus particularidades, y cada quien decide hasta donde ventilar su vida y dejar al descubierto en distintas proporciones su vida.

Para algunos su vida personal es muy importante, para otros no hay reparo alguno en exponer su día a día, paso por paso,, su casa, su privacidad, sus gustos, darse a conocer sin límites, y hacer de esto una diaria rutina de exposición incluso de sus sentimientos más íntimos. No nos abren tan solo la puerta de su casa, sino de su corazón. 

Hasta donde muestra cada quien su vida y porque, es asunto de cada quien. Yo sigo creyendo que la autenticidad de las personas no se mide por exponerse tal cual son ante todo el mundo. 
Para eso nos desarrollamos en varios ámbitos y en cada uno existen ciertas reglas no escritas, para comportarnos. La conducta que tenemos en sociedad, profesionalmente, con amigos, o en familia, no puede ser la misma. 

Creo es importante reconocer nuestra privacidad y mantenerla, porque en el ámbito familiar o de estrecha amistad; los conceptos acerca de nuestra personalidad son bien conocidas, no así ante los demás. Frente a gente que en las redes tiene acceso a nuestra información y que en un momento dado puede deformarla. No se diga de caer en manos de gente sin escrúpulos y llegar a sufrir de alguna situación delictiva.

Dejar que se forme un criterio de nosotros a través de las redes, sin hacerlo con plena conciencia, puede ser un gran error. Para mi es tan incorrecto querer crear falsas imágenes a través de estos medios, como pretender desnudar nuestra vida en ellas, sin reservas. 

Me encanta interactuar, comunicarme con otros y en ello la tecnología, sobre todo en estos tiempos, juega un papel importantísimo, pero hay límites que considero debe haber para respetar nuestra vida y hacerla respetar. Tenemos una vida privada que debe permanecer siendo así. Para que no sea malinterpretada, para que no implique juicios erróneos que dañen nuestra actividad profesional; para evitar que haya gente que pierda la línea absolutamente necesaria del respeto y la confianza.

Ser auténtico, no es igual a mostrar tu vida sin reservas, es no fingir, no mentir, sin que esto implique exhibir lo que debe ser nuestra valiosa intimidad.

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