Tiempos difíciles, tiempos que se alargan y parecen no tener fin. Hemos vivido lo que nunca imaginamos, envueltos en nubarrones de incertidumbre, de dolor, sin alcanzar aún a ver la salida y menos aún saber con qué nos vamos a encontrar al salir.
Se han quedado
muchos planes truncados, sueños que se esfumaron, pérdidas materiales y sobre
todo la dolorosa e irremplazable pérdida de seres queridos por un agente que ni
siquiera pudimos advertir sería la causa.
La vida no se
detuvo, hubo que seguirla viviendo e intentar no tan solo dejar transcurrir las
horas, sino buscar en el desasosiego la esperanza, en la incertidumbre la fe
que nos brindara aliento para sobrellevar días aciagos. No dejar en manos del
pesimismo el día entero, arrancarle horas para tejer afectos, para enlazar
sentimientos positivos y solidarizarse con el dolor de quienes eran presa del
miedo o de mayor sufrimiento que el propio,
Sentirse
afortunados por tener techo, alimento, sustento, por sortear hasta ahora la
enfermedad. Tristes, mas no derrotados, buscando cómo maximizar las
oportunidades que este tiempo nos da, de sacarle provecho al día. Fortalecernos
espiritualmente a través de la oración, de la introspección, de la lectura, la
música, la nobleza y el amor del prójimo. De la nostalgia de los buenos tiempos
y el anhelo de que vendrán aún más.
Tiempo no
calculado, no previsto, no imaginado, que lleva a cerrar anticipadamente
ciclos, a tomar decisiones que por mucho tiempo se temía tomar. A quemar naves
y cambiar el rumbo de la vida, hacia otros horizontes, sin tener
remordimientos. Porque la misma vida no permite más alternativas.
Agradecimiento
por seguir viva y por la vida de mis seres queridos, suplicando porque el duelo
de las pérdidas humanas nos lleve al pronto consuelo y a permitir su
permanencia por siempre en nuestros corazones.
Que vengan tiempos mejores, y que este episodio no nos deje solo dolor. Que reencontremos la felicidad, que entendamos nuestra vulnerabilidad y aceptemos con humildad que ya es tiempo de cambiar. De ver en la vida más que días por transcurrir, una oportunidad diaria de renovarnos, de agradecer, de aportar al mundo y a los demás acciones que trasciendan y dejen en el alma un sentimiento profundo de amor y de paz.
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