domingo, 20 de septiembre de 2020

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Tiempos difíciles, tiempos que  se alargan y parecen no tener fin. Hemos vivido lo que nunca imaginamos, envueltos en nubarrones de incertidumbre, de dolor, sin alcanzar aún a ver la salida y menos aún saber con qué nos vamos a encontrar al salir.

Se han quedado muchos planes truncados, sueños que se esfumaron, pérdidas materiales y sobre todo la dolorosa e irremplazable pérdida de seres queridos por un agente que ni siquiera pudimos advertir sería la causa.

La vida no se detuvo, hubo que seguirla viviendo e intentar no tan solo dejar transcurrir las horas, sino buscar en el desasosiego la esperanza, en la incertidumbre la fe que nos brindara aliento para sobrellevar días aciagos. No dejar en manos del pesimismo el día entero, arrancarle horas para tejer afectos, para enlazar sentimientos positivos y solidarizarse con el dolor de quienes eran presa del miedo o de mayor sufrimiento que el propio,

Sentirse afortunados por tener techo, alimento, sustento, por sortear hasta ahora la enfermedad. Tristes, mas no derrotados, buscando cómo maximizar las oportunidades que este tiempo nos da, de sacarle provecho al día. Fortalecernos espiritualmente a través de la oración, de la introspección, de la lectura, la música, la nobleza y el amor del prójimo. De la nostalgia de los buenos tiempos y el anhelo de que vendrán aún más.

Tiempo no calculado, no previsto, no imaginado, que lleva a cerrar anticipadamente ciclos, a tomar decisiones que por mucho tiempo se temía tomar. A quemar naves y cambiar el rumbo de la vida, hacia otros horizontes, sin tener remordimientos. Porque la misma vida no permite más alternativas.

Agradecimiento por seguir viva y por la vida de mis seres queridos, suplicando porque el duelo de las pérdidas humanas nos lleve al pronto consuelo y a permitir su permanencia por siempre en nuestros corazones.

Que vengan tiempos mejores, y que este episodio no nos deje solo dolor. Que reencontremos la felicidad, que entendamos nuestra vulnerabilidad y aceptemos con humildad que ya es tiempo de cambiar. De ver en la vida más que días por transcurrir, una oportunidad diaria de renovarnos, de agradecer, de aportar al mundo y a los demás acciones que trasciendan y dejen en el alma un sentimiento profundo de amor y de paz. 

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