domingo, 16 de mayo de 2021

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez





He vivido hasta hoy sabiendo que era ser hija y que ha sido ser madre. Ahora estoy viviendo la experiencia de ser abuela y con ello poder sentir una indefinible emoción de ver a aquella criatura la que aún llamo bebé, convertida en mamá.

El vivir al lado de ella la maravilla de criar a sus gemelos y recrear esa etapa en mi tiempo y circunstancias con mis hijos. Nada más satisfactorio que verla tan amorosa y responsable, entretejer mis experiencias con sus aprendizajes, verla transmisora de aquello que yo quise imprimir en ella y sus hermanos y sin envidia alguna, sentirme superada.

Ser abuela, es un apartado especial dentro de la maternidad, quizá el no tener la responsabilidad directa favorece el que seamos más receptivas de la ternura avasalladora que que una criatura - en este caso dos - pueden despertar, y reavivar sentimientos dormidos, un renacer de nuestro instinto maternal que se intensifica, y vuelve a hacernos sentir necesarios, que nos da la oportunidad de un amor nuevo e incondicional que nos acompañará hasta el fin de nuestros días.

He sido una hija y una madre más que afortunada, ahora una abuela que espera tan solo corresponder un poco la gracia enorme que se le ha concedido intentando ser mejor abuela que hija o madre, con la gran ventaja que de antemano sé que siempre a la abuela se le juzga más benévolamente.

A todas ustedes mujeres que han hecho de la maternidad su principal misión, a las que como mi hija, mi sobrinas Vicky y Eugenia se han convertido en madres en tiempos de pandemia, mi admiración mi respeto, porque compartimos logros, fracasos, alegrías, tristezas, miedos, esperanzas, porque nos une un sentimiento a todas común, el amor a nuestros hijos y el saber que no todo lo hicimos o lo haremos correctamente, pero en cada acción siempre y sin lugar a dudas pusimos y pondremos todo el corazón.


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