domingo, 16 de mayo de 2021

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 ENSEÑAR LA VIDA

Tengo la sensación de que, a últimas fechas, se ha desatado una mayor violencia en todas sus modalidades y en distintos escenarios, desde el seno del hogar hasta las relaciones internacionales.  En estas semanas destacan el conflicto israelí-palestino; la crisis en Colombia, y el artero asesinato de un candidato a alcalde en Cajeme, Sonora, por citar algunos.  Todo ello en un caldo de cultivo de polarización y rispideces, en período preelectoral en nuestro país. Lo platico con mi terapeuta, ella me sugiere que así ha sido siempre, pero no nos percatábamos debido a que la comunicación era lenta.  No sé si en el fondo lo hace como medida terapéutica para calmar mi neurosis, o parte de sus amplios conocimientos en la materia, puesto que proviene de familia de historiadores.  Le otorgo el beneficio de la duda, pero decido exorcizar mis demonios semanales escribiendo, una medida que suele poner las cosas más en orden dentro de mi cabeza.

Las casualidades no existen. Acaba de celebrarse el Día del Maestro, esa figura que en todos nosotros ha dejado honda huella.  De la primaria yo recuerdo con gran cariño a Hortensia, mi maestra de quinto año.  Primero de mis papás y luego de ella, nació mi amor por la palabra escrita, el que se ha mantenido vigente, activo y creciente con el tiempo.

En la actualidad, la educación en nuestro país atraviesa por un momento singular: Pareciera que se busca echar por tierra la institución educativa para dar entrada a la improvisación y al sesgo ideológico.  Se lanzó una convocatoria para ilustrar las portadas de los libros de texto gratuitos, misma que llamaba a comprometerse a llevar a cabo el trabajo sin cobrar, en un plazo no mayor de quince días.  Surgió el disgusto de los ilustradores profesionales, lo que dio pie a mucha improvisación.  Ahora bien, en sus contenidos se incluye una clara ideología de género y un llamado a la experimentación erótica temprana, que en lo particular me inquieta.  Considero que estos últimos son asuntos de formación familiar, en los que el estado no tiene por qué intervenir.

En estos tiempos la sexualidad se maneja con mucha libertad en canciones, series y películas, y contenidos en la red.  Es de esperarse que el niño tenga preguntas, que corresponde a sus padres resolver.  Ergo: hay que capacitar a los padres, que estén preparados  para responder.  Conforme el niño pregunte, los padres irán resolviendo sus dudas.

Vuelvo a mi planteamiento inicial: ¿Vivimos más violencia hoy en día, o es la comunicación instantánea de hechos violentos lo que da una perspectiva distinta a lo que  siempre ha habido? Algo que podríamos demostrar sin dificultad, es que sí se observa una relajación en la estructura de valores que tenemos como sociedad.  Desde los hechos de página roja hasta los cotidianos que se dan en la fila del súper o en los cruceros viales: Se aprecia  con cuánta facilidad se violan los derechos de otros, digamos el respeto a la luz roja del semáforo. Pasarse el alto siempre me ha parecido un ejemplo de lo más ilustrador; da cuenta del estado de dos esferas humanas:  En lo social refleja una mentalidad en la que prevalece el interés individual muy al margen del bienestar colectivo.  En lo emocional expresa un antivalor: “mi inteligencia me permite no acatar la norma, mientras que esos tontos no saben cómo hacerlo”.  Por cierto, hay un extraordinario video en YouTube, del motivador  Yokoi Kenji, hijo de japoneses nacido en Perú, que habla justo de la disciplina vial.  Relata una anécdota personal: trotaba por la ciudad en la noche; llegó a un crucero que le marcaba alto.  Vio a ambos lados, no venían vehículos, y decidió atravesarse.  Había un hombre que sí esperaba su turno para cruzar.  Se frenó en seco cuando se percató de que ese hombre era su propio padre.  Tras animarlo a que se cruzara puesto que no venían carros, el padre señaló que, si la luz está en rojo, hay que esperar, por disciplina.

Un grave problema de nuestro país es la impunidad.  A ratos pareciera que la inocencia o culpabilidad se determinan conforme a factores ajenos a la aplicación puntual de la justicia, como lo que es: un derecho humano igual para todos.

Se celebró el Día del Maestro: Fecha en que recordamos a aquellos profesores que  dejaron en nosotros una impronta imborrable; los que contribuyeron  a encauzarnos hacia determinado quehacer profesional.  Los primeros maestros, nuestros padres, sientan en casa la base de lo que será la educación formal en la escuela.  El proceso formativo debe de tener por premisa el bien superior de la niñez.  México necesita de la participación de todos, que cada uno de nosotros  asuma su responsabilidad ciudadana, construyendo una escala de valores firme, como eje para el desarrollo personal y colectivo.

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