domingo, 30 de enero de 2022

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Las relaciones humanas, por sólidas que sean, un día cualquiera pueden agrietarse. Construidas a base de confianza mutua, de apoyo, de cariño, de un cúmulo de actitudes de solidaridad, un día sin más ni más, se fracturan.  Por un malentendido, por dejar desbordar repentinamente lo que se había guardado por largo tiempo para no lastimar. Por encontrarnos frente a frente con ese alguien que pretendíamos conocer y vamos descubriendo no era el que idealizamos. Por los silencios o por el contrario, por las revelaciones, por cosas a veces intrascendentes o por algunas que pesaban ya demasiado y no pudimos mas llevar a cuestas, se hacen patentes hendiduras en aquella relación que sentíamos era inquebrantable. Fisuras que ante nuestros ojos se van haciendo amplios huecos, que permitimos que por indolencia avancen y derrumben lo que tanto tiempo tomó en construirse. Nuestros afectos se ven dañados y empezamos a sentir que quizá lo mejor sea dejarlos derrumbarse, como si nada valiera aquella relación que antes decíamos era invaluable. ¿Como se depreció la relación? ¿cuando pasó a sernos indiferente, incluso estorbosa? La silenciosa marcha del rencor, del hastío, de la apatía, de la indiferencia, quizá penetró como humedad que reblandeció muros de cariño. No pudimos o no quisimos a tiempo reparar el daño y ahora solo nos queda conformarnos con hacer a un lado los escombros. Triste es para cualquiera perder afectos, cuando éstos son sinceros, fincados en sentimientos nobles, espontáneos. Cuando hayamos logrado construir una relación interpersonal donde el vínculo ha sido principalmente el amor, siempre habrá que buscar como impedir que las grietas la fracturen y si acaso no estuviera en nuestras manos por lo menos impedir que se derrumbe y se convierta en ruinas, siempre debe haber algo que se rescate, si el material fue bueno seguramente habrá manera de reciclarlo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario