domingo, 13 de febrero de 2022

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 

DONOVAN

Dentro de los deportes olímpicos hay figuras que llegaron para quedarse. Uno de ellos es Donovan Carrillo, el joven jalisciense que logró colocarse dentro de los finalistas del patinaje artístico sobre hielo para varones, en los Juegos de Invierno 2022. Gran parte de los mexicanos estuvimos pendientes de su actuación en el curso de la semana. Termina en el lugar 22 de 24, y ahora se abre la posibilidad de que la CONADE le reduzca su beca mensual de $30,000 a $6,000. Me atrevo a suponer que para el joven deportista éste sería un obstáculo como tantos otros que ha superado y que lo llevaron hasta Beijing.

Desde que empezó a aparecer su nombre en los diversos medios noticiosos, me sorprendió un chico que se la pasó entrenando en pistas de hielo comerciales, acudiendo de Guadalajara a León, Guanajuato para entrenarse, y que finalmente pudo viajar a representar a México en una justa olímpica invernal, después de 30 años de que México no figurara como tal. Además, es el único latinoamericano en patinaje, lo que lo vuelve doblemente meritorio. Su mensaje en la primera vuelta, cuando clasificó para la final fue: “Los sueños sí se cumplen”.

Viene muy al caso este mensaje del patinador para todos nuestros jóvenes. El gran entusiasmo por abrazar un sueño y no soltarlo hasta ver que se haga realidad. Nunca faltan los escépticos que osen decir que, frente a Nathan Chen, el norteamericano de ascendencia oriental, ganador del oro en patinaje artístico, Donovan se queda pequeño. Lejos de verlo así, hay que tomar en cuenta la de recursos que el norteamericano tuvo y Donovan no, y medirlos de acuerdo con ello. Nuestro deportista habría de viajar un total de cinco horas, ida y vuelta de Guadalajara a León, para entrenar. Además habría de hacerlo en una pista no exclusiva para su entrenamiento, sino compartida con muchos patinadores no profesionales, cuestión que tuvo que sortear una y otra vez, hasta lograr calificar para la justa mundial. Seguramente a todos quienes pudimos seguir la transmisión en vivo, nos cautivó su actitud, esa eterna sonrisa que cristalizaba una sola frase: “Sí se puede”.

Donovan rompe con el arquetipo de “niños de cristal” que tantas veces vemos por ahí. Jóvenes que a la primera de cambios dan todo por perdido y abandonan una idea de proyecto. Chicos y chicas que esperan que las cosas salgan bien al primer intento, o dejan de lado sus planes. Donovan lo ha dicho sin amargura ni reclamos: Muchos intentos, muchos descalabros, mucha gente que no creyó en él y en su entrenador. Esta vez finalmente ahí estaba, entrando a la pista de hielo como un triunfador.

Es un buen momento para que nosotros, padres y abuelos, revisemos nuestra forma de actuar frente a los menores. Dentro del problema que provoca el uso de tecnología por parte de niños muy pequeños, científicamente se ha demostrado que ese bebé que trae el celular de mamá y se enfurece si se lo retiran, lo hace porque los adultos que lo atienden buscan que el niño se entretenga. Como si el aburrimiento fuera algo nefasto que hay que evitar a toda costa. Si recurrimos a los especialistas en conducta infantil, descubriremos que son precisamente esos tiempos de aburrimiento los que disparan la creatividad en el pequeño. Grandes genios han comenzado su carrera ahí, junto a mamá, en esos ratos de ocio que buscan cómo llenar. Habría que analizar si ese afán de evitar el aburrimiento del niño de brazos, está dado por un sentimiento de culpa nuestro, o corresponde a que estamos criando un ser egocéntrico, programado para suponer que todo el mundo gira en torno a sus necesidades personales. Ninguna de las dos razones ayuda en el desarrollo psicosocial del pequeño.

En sus juegos es sano dejar que el niño intente algo y fracase, y lo vuelva a intentar y vuelva a fracasar… Permitamos que lo haga, que desarrolle la perseverancia, que aprenda que en esta vida las cosas que valen no se dan a la primera de cambios. Que se entrene en probar y desarrollar sus habilidades, medirse frente a un obstáculo… Correr nosotros a hacer lo que a él le corresponde ensayar, no ayuda a su crecimiento interior.

“Amigos, familia y para todo México: Los sueños se hacen realidad cuando trabajas duro por ellos y estás dispuesto a hacer todo lo que sea necesario para alcanzarlos”. Fueron sus palabras después de calificar en el programa corto.

El desempeño de Donovan en los Juegos Olímpicos de Invierno fue como una gran inyección de vitaminas para todo México. Él actuó con la mirada puesta en el todo. Aun en los momentos en que tuvo alguna falla en su desempeño, no dejó de sonreír. Así de convencido. Ese es el mejor legado que nos deja a todos. Ahora bien, confiemos en que la CONADE no le reduzca la beca. Queremos verlo en el 2026.

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