domingo, 13 de marzo de 2022

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez




Me encanta ser mujer, poder expresar mis sentimientos, sin restricción alguna.

Llorar, reír, ser romántica, dramática, débil, sensible, amorosa, sin que se me juzgue más allá de ser mujer, cíclica, cambiante, teniendo razón para serlo. Y al mismo tiempo, tener la energía, la fuerza para guiar a un hombre o a una mujer, para ser sustento material y emocional , con todo el potencial de crecerme ante la adversidad, con la gracia de aceptar mi debilidad y dejarme proteger sin que ello vaya implícito perder mi dignidad.

Admiro al hombre que nos respeta, que tuvo ejemplo desde niño en hacerlo, a esas madres que cumplieron su papel de educadoras, siempre en ardua faena, combinando las tareas del hogar, y un trabajo fuera de casa en muchas ocasiones.

Estoy rodeada de mujeres invaluables, la primera que conocí y que más admiro, mi madre. Mujeres que resisten, que luchan, que defienden su integridad moral. Aquellas que solas se enfrentan al mundo y vencen las fronteras que impone nuestra supuesta fragilidad, que vencen sus miedos, salen airosas, porque han aprendido a ser independientes, y no buscar en la pareja un sustento material, sino un complemento emocional.

Soy feliz de ser mujer, sin menospreciar al hombre, uno y otra somos indispensables para la existencia de la humanidad, no hay lucha que valga la pena para ser iguales a ellos. La lucha es por que se nos respete siendo distintas, y nunca más se nos ubique tan solo como respaldo de un hombre. Nuestro lugar es a su lado, y sin falsas modestias de género, habrá que aceptar que muchas veces la mujer tendrá que ir adelante y valdrá la pena seguir su huella.





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