EL VALOR DE UNA MADRE
La mujer en incontables ocasiones se convierte en madre por azares del destino, involuntariamente, en forma sorpresiva, e incluso violentamente. Otras, y quizá las menos, se planea con plena conciencia la llegada de un bebé. Por eso no considero al hecho de concebir a un ser la mayor virtud de una madre. Quedarían entonces excluidas las madres adoptivas y aquellas mujeres que deciden tomar a su cargo las vidas de niños totalmente ajenos a ellas, haciéndolo con el mismo o más amor que una madre biológica.
La mujer que merece llamarse MADRE, asume que un hijo es una gran responsabilidad que la vida le da, o decide tomar, reconociéndose como la única persona para cumplir con ella con el amor y la entrega que se precisan. Nadie le da sello de garantía, cada hijo trae sus propios riesgos, nadie le ofrece recompensas por los triunfos, pero las tiene, porque cada logro de su hijo la hará vibrar de emoción, nadie le dará castigos por los fracasos de éste, pero cuando los tenga sentirá un profundo dolor.
Madre acompañante que estructura, que aconseja, que no sofoca, que sigue de cerca pero no impide el paso del hijo que tarde o temprano le adelantará en el camino . Madre que detiene su paso y se queda en su propia vida, siempre amorosa, siempre dispuesta, con la caricia y palabras que dan consuelo y alivio al hijo en cualquier etapa de la vida.
Ese es para mi, el valor real de una MADRE!!
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