Gracias, maestro
por tu labor amorosa.
Descubridor de talentos
en tus alumnos,
como el minero que explora
la profundidad del ser
para guiar a cada alumno
a sus propios tesoros.
Gracias por ayudarme a hallar
mis mejores recursos
para vivir la vida.
Tu existencia forma parte
--desde siempre--
de mi propio corazón.
¡Dios te bendiga!
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