domingo, 6 de noviembre de 2022

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

 

UNA MUJER EXCEPCIONAL

La vida es a ratos complicada; sentimos que no podremos avanzar más.  Luego de la dificultad viene la calma y seguimos adelante, siempre adelante.

Por el camino aparecen  maestros que nos ayudan a definir la ruta.  Podremos recordar algunos muy queridos.  Estos mentores surgen a lo largo de nuestra existencia, para enseñarnos cómo vivirla.

De mis guías, con una de ellas me une una especial amistad: Concepción Tinajero de Harper, quien este 8 de noviembre cumple un siglo de existencia.   Ella tiene más entusiasmo que muchos de nosotros; sabe hallar cada mañana un motivo para saltar de la cama e iniciar su día.  Lo hace resolviendo crucigramas, labor que en definitiva aleja cualquier signo de entumecimiento de las capacidades cognitivas. Luego da varias vueltas en su patio.  Cada vez que hablo con ella, al formulismo habitual de “¿Cómo está, Conchita?” se sigue siempre una respuesta espontánea y entusiasta: “Yo muy bien, ¿y tú?”

Conchita ha sido un ejemplo de mujer emprendedora, cuando el emprendimiento no era reconocido.  Llegó a inaugurar formas de hacer las cosas siendo mujer, en unos tiempos de profundo patriarcado, en los que el lugar de la esposa y madre era el hogar.   Empresaria pionera, fundó la primera compañía de cable en Piedras Negras. Resulta divertidísimo escucharla narrar cómo  se las ingenió para traer la señal del otro lado del Río Bravo, o las veces en que, perdida temporalmente la señal, a diario cruzaba el puente para ver la telenovela del lado norteamericano, y  regresaba para relatar mediante llamada telefónica las novedades que presentaban  los personajes en turno.

Con singular entusiasmo platica de sus andanzas de pequeña, en su natal Allende, Coahuila: salía a trepar árboles y bardas con la gavilla de niños de la familia, dado que las artes con gancho y aguja, que sus mayores trataban de inculcarle, jamás fueron de su agrado.  De aquellas aventuras campiranas pasó a la ciudad, en donde cursó sus estudios de primaria; a través de sus labios conocemos un Piedras Negras que ha quedado en la memoria, ya que el peso de la urbanización lo ha soterrado.  Terminada la educación básica, continuó sus estudios secundarios en la vecina ciudad de Eagle Pass, a donde ella y un grupo de compañeras iban y venían a pie día con día, así hiciera calor o estuviera lloviendo.  Relata las simpáticas estrategias de las monjas del colegio, cuando ellas llegaban con la ropa empapada por el chubasco.

Terminó sus estudios e ingresó a trabajar a un banco norteamericano, de donde Salió  para contraer matrimonio, condición que da pie a nuevas aventuras.  La flamante desposada partió a vivir al campo, en donde las provisiones llegaban una vez por semana, de manera que tenía que ingeniárselas para que duraran, previendo además  que a diario llegaban comensales inesperados a los que había que atender por cortesía.  Salía a primera hora de la mañana con su caña de pescar y su canasta, para preparar los platillos del día.  Mucho ayudó  la formación matemática que adquirió de niña al lado de su padre, ayudando en el comercio familiar.

Fueron llegando las hijas.  Hubo mudanza del campo a la ciudad para facilitar su entrada a la primaria, y de allí se disparó su espíritu emprendedor, tanto en el sector bancario mexicano, como en la instalación de la primera estación proveedora de señal de cable en la región.  Otro montón de anécdotas divertidas dan cuenta de que, para Conchita, atender la condición humana ha estado muy por encima de cualquier otro asunto laboral o financiero.  Ello la ha hecho merecedora del respeto y reconocimiento de la comunidad a ambos lados de la frontera.

Conchita ha emprendido varios proyectos en los últimos 25 años: Es socia fundadora del Taller de Historia para Damas; atendía una comunidad; ha tomado clases de piano; recibía clases de francés hasta el 2020, cuando la pandemia paralizó muchos de sus afanes.  Lee, venciendo cualquier dificultad que lo cansado de su vista le presente.  Es melómana de corazón, emocionándose cuando escucha aquellos compases que  convertían a ella y a su esposo en los mejores bailadores de la fiesta. Quienes los vieron, atestiguan que habrían competido con cualesquiera bailadores hollywoodenses que los hubieran retado.  Además, es una excelente repostera: Goza preparando y más goza compartiendo las delicias que sus manos elaboran. Espléndida anfitriona que cuida cada detalle para sus invitados.

Imposible sería agotar el tema de una mujer así de extraordinaria como Conchita.  En lo personal me siento afortunada de tenerla cerca, con su presencia acogedora en cada momento de mi vida, en particular en los difíciles.  Una gran maestra que cumple 100 años llevando con ella el secreto de una vida larga y productiva: El propósito de ser feliz cada día.

3 comentarios:

  1. Felicidades a Conchita! Que ejemplo de mujer

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  2. Felicidades doctora por el artículo dedicado a Conchita … una excelente dama dueña y segura de si misma. Feliz cumpleaños Conchita!!

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  3. Si la conozco no pensé que ya tiene 100 años que bendición

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