domingo, 14 de abril de 2024

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

No le temo a la muerte, más le temo a la vida: así dice una canción de Antonio Aguilar, y hago mía la frase, porque sinceramente me queda a la medida. 

Día a día, hago una profunda inspiración y me levanto con la firme decisión de ser positiva, de vencer temores, de dejar fluir la vida y hacerme cargo tan solo de seguir el ritmo del día, sin que vengan a mí sobresaltos que me impidan disfrutar de todo lo bueno que a mi alrededor ocurre. 

Miento si digo que a pesar de tantos años vividos, he aprendido a confiar en dejarle a Dios toda la responsabilidad de mi vida, sentir que con ello yo estoy libre de la necesidad de preocuparme, de que todo está más allá de mi voluntad de que suceda o no, o de ser la solución a todo lo que se me presente. No, no me es posible, pudiera ser falta de fe, pudiera ser negatividad, pero sea lo que sea, lo que más he podido hacer hasta ahora es vivir con mis miedos, es sobrellevarlos, pero los llevo conmigo a donde vaya, sin decir que me paralizan, porque tengo la fuerza para cargar con ellos, porque los he aprendido a ver no como enemigos, sino como compañeros poco amigables, pero que definitivamente decidieron quedarse a mi lado y a los cuales tendré que tolerar el resto de mi vida. 

Cada amanecer renuevo votos por lidiar con ellos, por asirme de las alegrías que me ofrece la vida gratuitamente, porque mi existencia es collage de vivencias en las que resplandecen más las que me han llenado de felicidad, de amor, de capacidad de recuperar la fortaleza aun cuando he sentido iba a desfallecer. 

Sigo la vida sonriéndole, para que aunque así no sea, crea que voy ganando, no aspiro a la felicidad utópica, tan solo disfruto de mis retazos de paz, donde puedo aspirar la fragancia mejor de esta vida, y la llevo hasta mi alma, para inundarla con ella y hacerla sentir que entre ella y yo enfrentamos todo temor, y si no ha sido posible desterrarlos, nos les unimos, entendiendo que para vivir se requiere ser temerario ante la vulnerabilidad inherente a ser mortales.

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