domingo, 11 de julio de 2010

FALLECIÓ FRANCISCO JOSÉ AMPARÁN


(Octubre 23, 1957-Julio 4, 2010)

Escritor y periodista coahuilense. Catedrático del ITESM, Campus Laguna, en la ciudad de Torreón. Tallerista de larga trayectoria; colaborador de Aleph, Brecha, Dosfilos, El Cuento, Finisterre, La Parda Grulla  y Tierra Adentro. Durante su trayectoria como escritor se hizo acreedor a diversos premios y estímulos de creación; entre sus obras premiadas están: El silencio cayendo. Sonata en ocre y azul. La luna y otros testigos. Cantos de acción a distancia. Cómo gane la guerra. Publicó además: Nos llamarán a todos || Las once y sereno. Variaciones sobre un rayo de sol (colectivo)|| Cantos de acción a distancia, || Los siete pecados capitales (colectivo)|| Las noches de Walpurgis (y otras ondas), || Es otra la felicidad|| Tríptico gótico|| La metáfora del poder|| Algunos crímenes norteños|| Otras caras del paraíso|| Crónica para Hellen, || Cómo gané la guerra. Cultivó ampliamente la novela policíaca.

   Le sobreviven su esposa Mirna Hernández y su hija Constanza. Sin embargo deja huella en el corazón de todos aquellos que tuvieron oportunidad de convivir y compartir con él, particularmente sus alumnos.

   Una muestra de su estilo literario muy propio está impreso en el siguiente texto que acompaña un vitral colocado en el cuarto piso del CITE, del ITESM Campus Laguna, obra de Gabriel Montaña Trías, inaugurado en la primavera del 2005:


Los Cuatro Elementos

Al principio fue el Caos: así lo describen casi todos los libros primordiales. En el inicio fue el desorden, la turbulencia, un vórtice en el que se confundían los elementos primigenios: aire, tierra, agua y fuego.

Luego éstos fueron tomando el lugar asignado por el Cosmos, encontrando la ubicación que los hiciera precisos, desarrollando las funciones que les permitieran ser creadores, conservadores y destructores: lo que ocurre con todo.

El acomodo permitió la vida y el cambio, la muerte y el renacimiento, la floración y la decrepitud.

El Universo se volvió inmensamente diverso y se organizó de acuerdo a reglas maravillosamente sofisticadas y simples: F= ma, E = mc2, c2 =a2 +b2.

Los elementos primigenios se combinaron para bailar al son de una música cósmica que resuena en todas las cosas, visibles o invisibles, vivas o inanimadas, virus o quásares.

Y el hombre, desde que empezó a ser hombre, ha tratado de encontrar esa melodía, descifrar los ritmos ocultos, identificar las notas cosmogónicas que le permitan entender tan magníficos sonidos.

Para ello han construido observatorios y satélites, bibliotecas y laboratorios: salas del concierto celestial, en donde se interpreta ( en todos los sentidos de la palabra) el soberbio concierto de la Creación.

Estás en una de esas salas. Aguza el oído, indaga, busca e investiga y escucharás la música de las esferas, y como te murmuran al oído sus secretos el aire, el agua, la tierra y el fuego.

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