¿Para qué quieres vivir?
Giovanni Papini
El filósofo paseaba por los campos cuando encontró en el río a un pescador muy atareado.
- ¿Qué haces, buen hombre? -le preguntó
- Echo las redes.
- ¿Para qué?
- Para pescar.
- ¿Para qué quieres pescar?
- Para vender el pescado.
- ¿Para qué quieres venderlo?
- Para obtener algunas monedas.
- ¿Y para qué quieres el dinero?
- Para comer.
- ¿Pero, para qué quieres comer?
- ¡Para vivir señor, para vivir!
- ¿Pero para qué quieres vivir…?
El pescador se quedó perplejo, y enmudeció.
- ¿Para qué quieres vivir?- Insistió el filósofo
El pescador caviló unos momentos y al fin respondió:
-Para pescar.
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Sabiduría
Leyenda China
¿Qué se debe hacer cuando el ruiseñor se niega a cantar?
—Retorcerle el cuello —contestó el primero.
—Obligarle a cantar —dijo el segundo.
—Esperar a que cante —declaró el tercero, que era un sabio.
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El Más Corto Cuento Cruel
Adam Villiers de Ilde
Desfile patriótico. Cuando pasa la bandera, un espectador permanece sin descubrirse. La muchedumbre rezonga, luego grita:" ¡El sombrero!' y se lanza contra el recalcitrante, que persiste en menospreciar el emblema nacional. Algunos patriotas le darán su merecido… Se trataba de un gran mutilado de guerra que tenía amputados los dos brazos.
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Así Empezó
Pedro Álvarez del Villar
El pueblo hebreo conducido por Moisés se detuvo a las orillas del Mar Rojo. Los perseguidores estaban muy cerca. Un hombre se acercó al gran líder y preguntó
"¿Qué harás ahora?" Moisés le contestó: "Haré que se abran las aguas, pasaremos nosotros y cuando pasen aquellos hare que las aguas se cierren, sepultándolos."
El hombre dio un alarido de admiración y dijo: "Si logras hacer eso, te juro que te consigo ocho planas en la Biblia."
Había nacido la profesión de relaciones públicas.
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Final para un Cuento Fantástico
I.A. Ireland
¡Que extraño! —dijo la muchacha avanzando cautelosamente.— ¡Qué puerta más pesada!
La tocó al hablar, y se cerró de pronto, con un golpe.
¡Dios mío!— dijo el hombre. —Me parece que no tiene picaporte del lado de adentro. ¡Cómo, nos han encerrado a los dos!
—A los dos no. A uno solo— dijo la muchacha.
Pasó a través de la puerta y desapareció.
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