domingo, 7 de noviembre de 2010

POSMODERNIDAD Y MEDIOS: Por Diana Nápoles


En este 2010 Diana Leticia ha sido seleccionada entre varias decenas de aspirantes para integrar la sección de Jóvenes Columnistas del periódico El Siglo de Torreón.  Ella es una inquieta estudiante de quinto semestre de la licenciatura en Comunicación de la Universidad Iberoamericana. A sus veinte años su gusto  por la palabra escrita la ha llevado a  participar  en el periódico  estudiantil “Entretodos”, así como en el taller literario de la Ibero bajo la coordinación del Mto. Julio César Félix Lerma.
   Su inclinación por la literatura latinoamericana  coloca entre sus preferidos a Julio Cortázar; Gabriel García Márquez; Mario Benedetti; Xavier Villaurrutia; Juan Rulfo, y Ángeles Mastretta.  Además es estudiosa de la historia del pensamiento alemán.  En sus momentos de inspiración  se hace acompañar de música y una taza de café.
   Aquí tenemos ocasión de publicar una de sus primeras colaboraciones periodísticas a través de la cual la joven escritora refleja un punto de vista sólido con relación a identidad y valores,  haciendo llegar un claro mensaje a sus lectores, en  particular a los jóvenes de su edad.

Vivir sin identidad. Sentirse dueños del mundo y no saber qué hacer con él. Rechazar toda sistematización, toda verdad absoluta, porque ya no quedan más que meras interpretaciones. Eso es la posmodernidad; época en que la metafísica se ha desmoronado y los valores tienen que ser redefinidos, porque ahora impera la desvalorización de lo que en un tiempo fueron 'ideales', esos que han quedado bajo un montón de falsas promesas.
Es el momento de ver más allá de lo que siempre hemos tenido por verdadero, de voltear a ver la vida que se ensancha ante nuestra mirada. Las certezas no son más que frágiles palabras, y el velo que las cubría ha caído; ahora todos pueden ver lo que por tanto tiempo permaneció oculto, ahí donde nunca hubo más que sombras y voluntades sin autor. Por otra parte, el hombre ya sólo tiene que ocuparse de su existencia, de poner sentido en ella para superar el nihilismo, el sin-sentido.
Es en este mundo en el que se ha otorgado el poder de la información a los medios de comunicación, así como la capacidad de 'pensar por nosotros', de señalarnos cómo entender la realidad. Las noticias no dejan de ofrecerse en todo momento, y los medios, en su papel de comunicadores, eligen para nosotros los acontecimientos que nos describirán. Es una realidad fragmentada, sí, pero también es el reflejo de una época en la que todo tiende a convertirse en mercancía; y es que los medios también son empresas, por ello, tienen que filtrarse aquellas noticias que no entren en el atractivo repertorio que se arma día con día.
Así pues, cada vez que nos sentimos informados también nos sabemos parte de esta colectividad. Los medios pasaron a convertirse en un modelo, uno en el que se exponen los arquetipos que muchos estamos acostumbrados a seguir y pensar.
Ahora bien, ¿qué hay de los lugares y hechos que los medios no presentan? Existen, pero ¿quién toma conciencia de ellos? Nosotros recibimos sólo aquello a lo que los medios nos permiten acceder.
Asimismo, la publicidad es una manera de asegurarse de que el sujeto entre en los parámetros de la posmodernidad, pues sus necesidades son creadas a partir del modelo que se exhibe, es decir, "se uniformiza al sujeto a partir de un consumo dirigido". Y entonces no es raro pensar igual que la mayoría, aspirar a más o menos el mismo tipo de metas. Incluso, llegamos a sentirnos valorados por pertenecer al 'pensamiento masificado', porque se es parte de una categoría que da 'identidad' al sujeto, que le permite socializar con otros de igual condición. Al fin y al cabo los diferentes son los que no entran en el 'patrón'. Entonces, sigamos sintiéndonos orgullosos de ser como los demás son, de pensar como se debe pensar, de interpretar como nos piden que lo hagamos. Qué comodidad, ¿no le parece? Es como la comida pre-cocida, alguien más hace el trabajo por nosotros. Pero, ¿quiénes?
Por último, la diferencia entre quienes tienen acceso a los principales medios, la Internet incluida, y quienes no suelen frecuentar su fiel consumo, parece abismal y creciente. Esto se ve reflejado en la adopción de ciertos estándares que sirven de guía a muchas personas; se trata de las tendencias, lo que no permanece, lo vano.
La calle está desierta. Me he sentado al borde del último escalón a ver pasar el tiempo, que se va con la promesa de volver a repetirme las mismas palabras una y otra vez sin cesar, sin darme tiempo para desentrañar el realismo o ficción que conducen la realidad.
Cabe preguntarse ¿hacia dónde quieres dirigir tu mirada? No basta con cerrar los ojos y creer que en algún momento encontraremos nuestro lugar en el mundo. La vida nos está esperando a nosotros.
Bibliografía: Jazmín Sansores Montejo:
Ensimismamiento y alteridad (Hacia la reivincación
Del sujeto desde Xavier Zubiri (Capítulo I).
Tomado de la sección "Jóvenes Columnistas" de El Siglo de Torreón del 3 de noviembre del 2010, con permiso de la autora.

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