Esta noche hay viandas y bebidas especiales en muchas mesas.
Pareciera que no hay muchas razones para festejar, pero las hay.
¿Le parece poco que sobrevivimos a un pésimo año, plagado de la peor violencia?
¿Que conservamos un empleo, y al menos nunca nos faltó para comer y vestir?
Por todo eso y por lo que viene, reserve unos minutos para la reflexión.
Que no le dé pena arrodillarse para agradecer y pedir, para reconocer a su Dios providente.
Haga un ejercicio de sana humildad, reconociendo que sólo las cosas del espíritu importan.
Que todo lo demás que nos asusta y preocupa es vanidad; vanidad de vanidades.
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