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Entrevista con María Emilia Benavides
Ramón Carrillo
Hay en la artista plástica María Emilia Benavides una singular destreza, adquirida a base de rigor, de explotar formas y colores, de fatigar experiencias, de hurgar en nuevas sendas, para que a los ojos del espectador cada cuadro suyo sea capaz de introducirlo en la tela y de pronto verse rodeado de formas poco comunes, de combinaciones fuertes y seres que modifican su forma para ajustarse a las necesidades expresivas de la pintora… En tiempos en los que la identidad se pierde y el artista se hace común. María Emilia mantiene bajo resguardo su propia personalidad
Rc: ¿Cómo llegó al camino de la pintura?
MEB: Desde siempre, mi naturaleza ha sido relacionarme con el mundo a través de imágenes en lugar de palabras. Recuerdo que siendo niña ya gozaba el estar metida entre pilas de papel, lápices y colores, creando el mundo que yo deseaba.
Me despertaba temprano con la urgencia de dibujar. También escribía historias y dibujaba personajes. Nunca guardé ese material, sólo el recuerdo.
Rc: ¿Como fue su infancia?
MEB: Soy la menor de 5 hermanos. Era muy introvertida, hablaba poco, pensaba las cosas de manera distinta a lo que escuchaba. Desde entonces, tenía otra manera de percibir la realidad e imaginaba cómo me gustaría que fueran las cosas.
Rc: ¿Su padre el Dr. Lázaro Benavides, excelente pediatra, un orgullo coahuilense, cómo influyó en su obra?
MEB: Pues él me daba el papel donde dibujaba, me fascinaba ver grandes paquetes de material y lápices y colores. Además, en mi familia paterna había mujeres que pintaban: mi abuela María, mis tías Chabelita (que vive en Piedras Negras) y Conita (que vive en San Antonio, Texas) que todavía pintan y muy bien. Mi mamá también vivía en un mundo intelectual, siempre inteligente, inquieta y aprendiendo. Los libros de arte, cultura y psicología me rodeaban, aparte, obvio, los de medicina.
Rc: ¿Qué es la pintura para usted?
MEB: Es mi vida, no puedo vivir sin pintar, es mi pasión.
Rc: Su destreza artística es muy reconocida, ¿cómo la logra?
MEB: Bueno Ramón, agradezco tus palabras. Hay quien la reconoce y quién no. Lo que sí puedo afirmar es que estudié Historia del Arte, técnicas pictóricas con diferentes maestros, aun sigo en cursos y Diplomados con diferentes maestros. Leo mucho, pienso mucho y trabajo mucho. Y pinto, pinto y pinto. Jamás acabo, jamás se me acaba el interés. Cuando trabajo sobre un tema, primero lo estudio para entender de qué se trata. Luego echo por la borda la parte intelectual y le meto mi emoción. Es algo que hago, aprendo y luego desaprendo para no quedarme en el mero trabajo racional. Aprender las reglas para luego romperlas y poder dar el toque personal.
Rc: ¿En qué piensa cuando pinta?
MEB: Cuando pinto me voy a otro espacio, aunque pasen por mi cabeza problemas, recuerdos, necesidades, lucen de forma diferente, todo pierde importancia frente al acto de pintar. Entras en una especie de estado alterado de conciencia. A medida que trabajo, va desapareciendo lo externo y te integras a la obra. No es para nada, según mi punto de vista, una terapia relajante, como algunos dicen. Este quehacer involucra todos tus sentidos, es meterte contigo, con tus entrañas, con los misterios del mundo.
Rc: ¿Hoy en México cómo se desarrolla una mujer pintora?
MEB: Creo que hay diferentes experiencias. Dependiendo de tu personalidad y tus circunstancias. Hay quienes son muy buenas para promoverse o tienen un mecenas que las apoya y resuelve situaciones de sobrevivencia.
Yo no he tenido esa situación hasta ahora y he tenido que resolver asuntos extra pictóricos para poder mantener el ritmo de trabajo que me gusta.
He tenido diferentes etapas en mi producción artística. En una época asistía a muchas exposiciones y presentaciones de libros, entrevistas en medios, etc., muy sociable. Con el tiempo, y como no soy una persona protagónica, cada vez tengo más necesidad de silencio, soy pintora de intimidad. No soy persona de multitudes sino de pequeños grupos donde realmente me comunico. Aunque sigo relacionándome y soy miembro de sociedades y grupos culturales cada vez me vuelvo más selectiva. Cada vez necesito más tiempo para lo mío que es el arte.
Te puedo decir que yo me desarrollo trabajando. Y la otra parte, muy importante, el contacto con los críticos, medios y coleccionistas que aportan, disfrutan o “sufren” mi quehacer artístico. Después de terminar una obra, siento que ya no me pertenece y le toca al espectador concluir. Yo entonces me veo desde lejos y reflexiono sobre mi trabajo.
Siempre se sigue aprendiendo, trabajando, conviviendo con colegas, en exposiciones, en libros. No quisiera pensar nunca, que ya sé todo.
Rc: ¿Cómo llegó al camino de la pintura?
MEB: Desde siempre, mi naturaleza ha sido relacionarme con el mundo a través de imágenes en lugar de palabras. Recuerdo que siendo niña ya gozaba el estar metida entre pilas de papel, lápices y colores, creando el mundo que yo deseaba.
Me despertaba temprano con la urgencia de dibujar. También escribía historias y dibujaba personajes. Nunca guardé ese material, sólo el recuerdo.
Rc: ¿Como fue su infancia?
MEB: Soy la menor de 5 hermanos. Era muy introvertida, hablaba poco, pensaba las cosas de manera distinta a lo que escuchaba. Desde entonces, tenía otra manera de percibir la realidad e imaginaba cómo me gustaría que fueran las cosas.
Rc: ¿Su padre el Dr. Lázaro Benavides, excelente pediatra, un orgullo coahuilense, cómo influyó en su obra?
MEB: Pues él me daba el papel donde dibujaba, me fascinaba ver grandes paquetes de material y lápices y colores. Además, en mi familia paterna había mujeres que pintaban: mi abuela María, mis tías Chabelita (que vive en Piedras Negras) y Conita (que vive en San Antonio, Texas) que todavía pintan y muy bien. Mi mamá también vivía en un mundo intelectual, siempre inteligente, inquieta y aprendiendo. Los libros de arte, cultura y psicología me rodeaban, aparte, obvio, los de medicina.
Rc: ¿Qué es la pintura para usted?
MEB: Es mi vida, no puedo vivir sin pintar, es mi pasión.
Rc: Su destreza artística es muy reconocida, ¿cómo la logra?
MEB: Bueno Ramón, agradezco tus palabras. Hay quien la reconoce y quién no. Lo que sí puedo afirmar es que estudié Historia del Arte, técnicas pictóricas con diferentes maestros, aun sigo en cursos y Diplomados con diferentes maestros. Leo mucho, pienso mucho y trabajo mucho. Y pinto, pinto y pinto. Jamás acabo, jamás se me acaba el interés. Cuando trabajo sobre un tema, primero lo estudio para entender de qué se trata. Luego echo por la borda la parte intelectual y le meto mi emoción. Es algo que hago, aprendo y luego desaprendo para no quedarme en el mero trabajo racional. Aprender las reglas para luego romperlas y poder dar el toque personal.
Rc: ¿En qué piensa cuando pinta?
MEB: Cuando pinto me voy a otro espacio, aunque pasen por mi cabeza problemas, recuerdos, necesidades, lucen de forma diferente, todo pierde importancia frente al acto de pintar. Entras en una especie de estado alterado de conciencia. A medida que trabajo, va desapareciendo lo externo y te integras a la obra. No es para nada, según mi punto de vista, una terapia relajante, como algunos dicen. Este quehacer involucra todos tus sentidos, es meterte contigo, con tus entrañas, con los misterios del mundo.
Rc: ¿Hoy en México cómo se desarrolla una mujer pintora?
MEB: Creo que hay diferentes experiencias. Dependiendo de tu personalidad y tus circunstancias. Hay quienes son muy buenas para promoverse o tienen un mecenas que las apoya y resuelve situaciones de sobrevivencia.
Yo no he tenido esa situación hasta ahora y he tenido que resolver asuntos extra pictóricos para poder mantener el ritmo de trabajo que me gusta.
He tenido diferentes etapas en mi producción artística. En una época asistía a muchas exposiciones y presentaciones de libros, entrevistas en medios, etc., muy sociable. Con el tiempo, y como no soy una persona protagónica, cada vez tengo más necesidad de silencio, soy pintora de intimidad. No soy persona de multitudes sino de pequeños grupos donde realmente me comunico. Aunque sigo relacionándome y soy miembro de sociedades y grupos culturales cada vez me vuelvo más selectiva. Cada vez necesito más tiempo para lo mío que es el arte.
Te puedo decir que yo me desarrollo trabajando. Y la otra parte, muy importante, el contacto con los críticos, medios y coleccionistas que aportan, disfrutan o “sufren” mi quehacer artístico. Después de terminar una obra, siento que ya no me pertenece y le toca al espectador concluir. Yo entonces me veo desde lejos y reflexiono sobre mi trabajo.
Siempre se sigue aprendiendo, trabajando, conviviendo con colegas, en exposiciones, en libros. No quisiera pensar nunca, que ya sé todo.
Rc: ¿Cómo debemos valorar el arte mexicano?
MEB: Excelente, el arte mexicano es una maravilla, desde el pasado hasta la fecha. Los mexicanos tenemos creatividad, fantasía, ingenio y sentido del humor. Ha habido y sigue habiendo enormes artistas mexicanos. Falta su presencia en Museos del extranjero. Ésa es una labor que se tiene que hacer.
Rc: ¿En muchas revistas y libros la portada lleva una obra suya, qué tan importante es?
MEB: Sí es importante y me causa mucha satisfacción que mis imágenes sean portadas que representen aspectos de la cultura o contenidos de escritores. Te cuento rápido, al principio que empezaba a exponer, el querido maestro Raúl Ortiz y Ortiz visitó mi estudio y me preguntó ¿no has hecho portadas? Tu obra se presta para eso, en ese tiempo no había esa posibilidad y de repente aparecieron contactos con medios de difusión, escritores y se empezó a dar con gran facilidad. Así que Raúl fue un adivino. Ahora quiero buscar contacto con alguna Editorial para trabajar formalmente en este asunto.
Otro comentario que jamás olvido, del mismo maestro Ortiz y Ortiz, haciendo un paralelismo entre pintura y literatura: tu obra tiene dos vertientes: unas son novelas y otras son poesía. Me aclaro a mí misma porque a veces mi pintura es tan fuerte y a veces tan sutil, finalmente las dos son partes mías. Y es lo que expreso necesariamente.
Rc: ¿Cuál es la clave de su éxito?
MEB: Bueno, ya sabes, el éxito es relativo y creo que no debe uno darse por satisfecho jamás, hay que seguir experimentando, buscar, equivocarse, romper lo que no va. Perder el miedo al error. Es parte de lo que enseño a mis alumnos y cómo ves, muy diferente a lo establecido como correcto.
Lo que puedo pensar es que amo mi trabajo y hago lo indispensable para continuar, he sido muy perseverante aun en tiempos difíciles, donde siempre digo “son pruebas de vocación”. Podría haber mil pretextos para dejar mi trabajo, pero no lo acepto porque para mí pintar es como respirar. Además siempre llegan grandes satisfacciones, como lo es ahorita tu hermosa entrevista.
Rc: ¿Actualmente qué obras realizas?
MEB: Casi siempre trabajo varias obras a la vez. Por ejemplo ahorita acabo de terminar una interpretación del Guernica de Picasso (en la historia del arte ha habido temas repetidos por diferentes artistas en diferentes épocas, pero eso es otro tema) es un lienzo de 116 x 260 cms. Que me ha llevado 6 meses intensos de trabajo, alternaba esa pintura con una de San Miguel Arcángel que también fue un reto. Fueron encargos y eso presenta diferentes situaciones que cuando pinto para una exposición en particular o porque traigo un tema que me urge plasmar.
Acabo de terminar un arte objeto para mi querida tía Nena Harper, que es un huevo de avestruz pintado y lo tituloResurrección, es otra faceta de mi trabajo, me gusta incursionar en diferentes técnicas y medios. Y empecé un óleo abstracto que me libera de las obligaciones.
Rc: ¿Quién es María Emilia Benavides?
MEB: María Emilia es sensible, vulnerable, a veces cerebral y muy fuerte.
Sigue siendo curiosa, se asombra, tiene expectativas, muchas, tal vez demasiadas, y quiere seguir aprendiendo y experimentando. Sigue siendo niña, y busca y busca.
Despierta de buen humor (casi siempre), busca un café. Piensa qué irá a ocurrir ese día. Cada día es especial y diferente. Nunca rutinaria.
Está muy cerca de la gente que ama: sus 3 hijos José Antonio, José Emilio y Ma. Andrea, ahora sus esposos Alejandra y Killian. Cerca de su familia, sus papás, sus hermanos, de amigos entrañables (otros no tanto).
Es sincera y directa, a veces demasiado. Goza enormemente de la naturaleza, las flores, olores, colores, sabores, el tacto. Una brisa que llega de pronto, el sonido del mar, el bosque, los animales. Donde veas hay qué ver.
Tiene muchos proyectos e ideas que concretar, quiere organizar todo eso en la realidad y en su mente y a veces se abruma y desespera. Gusta de la imperfección y de lo humano fantasea, se cae pero siempre se levanta.
Sigue viva. Ha luchado por su libertad. Percibe las partes del alma: la sombra y la luz. Por eso pinta novelas y poemas: vida, muerte y sueños.
Es pintora y se ha atrevido.
Ésa es ella. Ésa soy yo. (Creo)
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