domingo, 23 de junio de 2013

MILAGRO después de la tormenta




Ha pasado poco más de una semana de la tormenta que cambió en mucho la fisonomía de esta frontera coahuilense.  El agua, ese don preciado que tanta falta hizo al campo durante todo un año, se dejó venir de manera intempestiva sobre una ciudad que no cuenta con una adecuada red de drenaje pluvial, lo que resultó en inundaciones, algunas catastróficas, en diversos puntos.  Desde aquellos que nos vimos inundados por agua de lluvia hasta quienes quedaron bajo un lodo cenagoso, con grandes pérdidas.
Mi familia y yo vamos recuperándonos de los daños que el agua provocó en nuestra casa habitación; por fortuna mínimos en comparación con muchas otras viviendas.  Aún hoy en cualquier plática se cuelan las impresiones de esa tormenta que se precipitó como con furia sobre la ciudad.
Esta mañana cuando salí a ver mis plantas me topé con una sorpresa muy agradable; una planta que durante ocho años jamás había floreado, amaneció con unos botones hermosos, que comienzan a abrir.  La única explicación que encuentro es que el exceso de agua forzó su entraña para hacer brotar esos retoños, lo que dan cuenta de que tras la tormenta viene la calma, y que la naturaleza encierra en los mayores contratiempos algo hermoso, que viene a coronar cualquier dificultad.

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