domingo, 17 de noviembre de 2013

EL SUICIDIO por Rosaura Barahona

"Adiós a todos no tengo nada nada ya no tengo nada julio te amooo nunca lo olvides me voy con una sonrisa de lo feliz que me hiciste mientras duro ami familia perdón les pido los quiere Gabi (sic)".
    Con ese mensaje, Gabriela Hernández Guerra, una joven de 24 años, de la sierra veracruzana, anunció su suicidio. Los medios reprodujeron su foto con una tela enredada al cuello. En Facebook aparecieron fotos de su cadáver "con los labios blancuzcos y una blusa color negro".
   Si queremos analizar el suicidio a fondo debe revisarse desde lo individual, social, psicológico, moral, objetivo, subjetivo, legal, religioso y laico. Y no es fácil.
    Por otro lado, no hay un solo tipo de suicidio, sino muchos. En Occidente tendemos a asegurar que todo suicidio parte de la desesperanza, pero no es así.
   Hay suicidios no planeados, pero también planeados, como el de Gabriela o el de Arthur Koestler, pensador, periodista y escritor, quien hizo un pacto suicida con su esposa. Ese suicidio fue cuidadosamente preparado.
    No es fácil explicarnos un suicidio porque en vez de intentar ponernos en la piel del otro, juzgamos.
    En el catolicismo, el suicidio es un pecado porque Dios es el dueño de la vida y sólo Él puede decidir cuándo morimos. Por siglos los suicidas no pudieron tener una misa de cuerpo presente ni ser enterrados con los ritos católicos, pero ensañarse con el muerto sólo agravaba el dolor a sus familiares y eso ha cambiado.
    Con la actual discusión de la eutanasia, de la muerte asistida y del derecho a morir con dignidad, esa concepción se ha modificado, aunque lo esencial siga igual.
    Por eso el suicidio es una cosa para los creyentes y otra para los no creyentes.
    Existen, por ejemplo, los suicidios heroicos. Podemos estar en desacuerdo con ellos, pero ahí están.         ¿Ejemplos? Quienes secuestraron y pilotearon los aviones de las torres gemelas.
    Los kamikazes japoneses cargados de dinamita que chocaban contra barcos enemigos para hundirlos.
    El general que llevó a miles de soldados a la muerte, sólo para perder ante el enemigo. El capitán de un barco que se hundía junto con él.
    El haraquiri o los suicidios por vergüenza de políticos (no nuestros cínicos, claro) o empresarios, a quienes les fueron probados fraudes o manejos sucios del dinero público o privado.
    El pasado día 10, EL NORTE trajo un amplio reportaje sobre este tema ("Alarma suicidio en adolescentes", sección Vida!). La Organización Mundial de la Salud (OMS) asegura que no hay datos confiables sobre suicidios porque, entre otras cosas, por cada suicidio hay 20 intentos fallidos. La pobreza, la falta de educación, el desempleo y las crisis provocadas por la orientación sexual se vinculan a los intentos de suicidio entre niños y adolescentes.
    En México, según el INEGI, los suicidios son ya la tercera causa de muerte entre adolescentes de 15 a 19 años y, en Nuevo León, los expertos han notado un aumento en los gestos e intentos suicidas en la consulta pública y privada.
    La OMS tiene el documento "Prevención del suicidio. Un instrumento para docentes y demás personal institucional", en donde habla de los comportamientos a los que se debe poner atención para identificar a niños o jóvenes con ideas suicidas.
    Entre esos comportamientos están la falta de interés en actividades cotidianas, una baja en las calificaciones, mal comportamiento en la escuela, fumar, beber o usar drogas, verse involucrados en incidentes agresivos o violentos, cambios de humor radicales, irritabilidad frecuente...
    Y entre los factores protectores: buena relación y apoyo de la familia, buenas habilidades sociales como confianza en sí mismo, en su propia situación y sus logros, búsqueda de ayuda ante dificultades, por ejemplo, en el trabajo escolar, búsqueda de consejo ante opciones importantes, receptividad hacia conocimientos nuevos, integración social como participación en deportes o clubes, buenas relaciones con compañeros, profesores y otros adultos, apoyo de personas relevantes...
    Antes se creía que si un adolescente amenazaba con matarse, no lo haría; ahora sabemos que puede hacerlo. Por eso debemos estar cerca de ellos.
    Las redes sociales han propiciado la pérdida de la privacidad y de la intimidad, pero eso no justifica el aumento de suicidios. Pongamos atención.
 rosaurabster@gmail.com
Publicado originalmente en EL NORTE, el 12/10/2013

2 comentarios:

  1. Esta muy bien estructurado, buen trabajo.

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  2. Gracias, Armando.
    La Maestra Rosaura (1942-2017) fue un ejemplo de claridad y valentía para señalar los problemas de nuestro México. A través de su palabra escrita la seguiremos recordando por siempre.

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