Hay pájaros en los alambres, demasiados alambres diría yo, y pocos pájaros.
A pesar de todo el cenzontle sigue cantando, políglota, imitador, incansable cantador, de noche mi serenata, mi arrullo, al despertar sinfonía multicolor, de encantador brillo que me ilumina antes que aparezca el sol.
Polifonía que armoniza magistralmente, canto inspirador que a través del tímpano mueve el alma.
Canto del cenzontle que encuentra en la copa de un árbol su refugio, artista humilde que hace llegar su voz manteniendo oculta su presencia...
O quizá arrogante que pretende hacernos saber que no necesita más que su canto para encantar.
Hay pájaros en los alambres, extraviados,confundidos, buscando como el cenzontle en el ramaje de los árboles el escenario ideal donde brindar el mejor de sus conciertos,
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