domingo, 22 de junio de 2014

HOMBRE DE MÉXICO Poema de Aurora Reyes (1948)

Bien publicó en su cuenta de Twitter mi buen amigo,  el escritor Julián Herbert, que el bochornoso episodio protagonizado en días pasados por Fausto Alzati, ex-director de Televisión Educativa,  ha dado pie a que muchos mexicanos descubriéramos esta poesía de Aurora Reyes, escrita en 1948,  dedicada a Lázaro Cárdenas.

Algo oscuro ha pasado por el cielo de México. 
Está herida la tierra 
Y en los labios del viento 
Silba el agudo filo de antigua profecía. 

El horizonte ahoga un paisaje de alas 
Ceñido en ondulantes anillos de serpiente.
¡Águila deshojada! 
Un sueño de poetas llora un sueño de héroes.

Algo ha sabido el agua de litorales libres; 
La nave de la espuma 
Hace viajes de alarma entre azules y grises. 

Inmóviles metales conspiran en las sombras 
Batallones de arboles manifiestan sus brazos 
La noche vigilante se apresta para el alba. 

¿En dónde estás creciendo silencioso gigante?
¿Qué paisaje florece distancia en tu mirada?
¿Qué sombras te transitan? 
¿Qué verdades te hablan? 

Nutrido de hambres públicas, 
De olvidos de ceniza, 
De espinas colectivas,
 De muchedumbres-lágrimas.
 ¡Ya levántate y surge! 
Ya congrega y trasciende 
Esta imposible angustia panorámica. 

Múltiple voz eleva sus hojas verticales 
Clamando por el fruto maduro de tu frente. 
¡Desolada bandera! 
Otra vez patria suave… 
Ya vienen otra vez los mercaderes.

Ya vienen a llevarse tu riqueza, 
Tus cándidos tesoros, 
Tu color solferino, 
Tu morado rabioso 
Y únicos en el mundo, los ojos de tus niños.

Se acabarán tus pueblos de gardenia, 
Tus provincias de nardo, 
Tus novias de amapola, 
Tu cempasúchil de oro 
Y los intensos campos 
de tu flor madreselva. 

Ya no tendrás esquinas con vueltas de cilindro,
Ni jardines de mantos, 
Ni ventanas de celo, 
Ni serenata tierna. 
Ni habrá más lotería de cartoncitos.

Apagarán tus júbilos de cohete y chinampina, 
La deslumbrada luz de tus “castillos”, 
Aquella verde danza de tu ancestral amiga 
Y tu alucinación de maguey líquido.

Se romperá el hechizo de tus sirenas, 
Centro de zapateado y conquián 
Los irisados gallos de las peleas 
Y los viernes de cábala y copal. 

En mecánico ritmo tomarán la armonía 
Del ardiente prodigio que modela tu mano 
La magia de tu lenta caricia, la alegría 
De los florecimientos de tu amor artesano.

Tus veneros de azul serán cegados 
En el color caliente de tu sangre. 
Envolverán en dólares tus huesos 
Y en humo celofán tu joven aire. 

Escucha cómo crecen las tinieblas del odio, 
Oye cómo caminan los desiertos del hambre, 
Cómo construye firmes paraísos la fiebre 
Y murmura cuchillos la prisión de la sangre.

Ven a ver cómo lloran las escuelas. 
¡Que cielos de amargura filtran las vecindades! 
Las mujeres con alma de montaña 
Amasan en su rostro silencios vegetales. 

Ven a cumplir tu entero destino, sombra clara; 
Te invocamos anónimo y auténtico,
 Hermano sin ayer y sin mañana 
¡Ven a morirte, Hombre de México!

Te espera la impaciencia, 
Lo encuentros te buscan, 
Arden las multitudes, 
Se queman las palabras. 
Surge ya, ¡capitán de la angustia! 
Te llama la voz verde de las cañas. 

Por este barro en marcha que somos, 
Por el amor del agua, 
Por la muerte del árbol inocente 
Y su cosecha trágica. 

Por tu serena dignidad de cacto 
Erguido en los desiertos de la sed, 
Tu corazón de tuna colorada, 
Y tu canción de miel. 

Por el incomprendido desorden de tus sueños 
Allí, de donde parten los caminos de sal, 
Por la lluvia vendida, 
Por el pan traicionado, 
Por los ojos nocturnos del jacal. 

Por el sol, 
Por la nube, 
Por la flor, 
Por la palabra “Tierra”, 
Por la voz “Libertad”, 
Por los dioses de elote del cañaveral. 

México, abre los brazos, ¡crécelos!
 -mar que has purificado los ríos de otras aguas- 
Acoge nuestra voz. 
¡Recíbela! ¡Levántala! 
Y coloca tu cifra de justicia 
En el cielo más alto del amor.

Abre tu antiguo rostro golpeado de infinito, 
El volcán de tu entraña, 
Tu potencia de abismo azul.

Alcanza los contornos morenos de la raza,
Desnuda las tinieblas, 
Multiplica las flechas de la luz. 

Crece los brazos, ¡crécelos mas! 
Y en un himno de cumbres liberadas que crispe el huracán.
Irrumpan el espacio de la Indoamérica 
Las palomas de azúcar de la paz.
Ven a cumplir tu entero destino, sombra clara; 
Te invocamos anónimo y auténtico,
Hermano del ayer y del mañana 
¡Surge ya!, ¡Hombre de México!

http://www.sinembargo.mx/16-06-2014/1027298

No hay comentarios.:

Publicar un comentario