Cinturón
La pedagogía del cinturón no nos traumaba, y nos imponía respeto y disciplina.
Si en la escuela te castigaban, en la casa te repetían la dosis.
Los psicólogos condenaron las nalgadas y los coscorrones. Ahora hay que hablar y negociar con los hijos.
Se perdió aquella disciplina y el control de la familia. Los hijos impugnan y hasta rechazan las normas del hogar.
Se levantan al mediodía, fuman y toman desde sexto año de primaria.
Con todo hay que apechugar para no traumarlos, para no ser acusado de violencia familiar.
Antes, para enderezar a los hijos no se gastaba en psicólogos, solo en comprar un buen cinturón.
jvillega@rocketmail.com
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