domingo, 28 de diciembre de 2014

COSAS NUESTRAS por Jorge Villegas

Adoración
Por escrúpulo republicano Dios está proscrito en los asuntos familiares y hasta cívicos.
Pero la necesidad de adorar a instancias superiores persiste en la sociedad y los individuos.
A falta de un Dios soberano ese ímpetu de adoración se traslada a sujetos mortales, prescindibles.
Quítele el sonido a un concierto de rock o de Paquita la del Barrio, para ver un estado de exaltación colectiva con canto a coro y adoración con brazos levantados.
La espiritualidad sustituida por la fama efímera y casi siempre inmerecida de las estrellas.
No queremos ni imaginar la sociedad descreída que generarán estos acólitos de los nuevos cultos.
jvillega@rocketmail.com

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