¿ASÍ O MÁS VIOLENTO?...
Esta vez fue en Aguascalientes, publicado y posteriormente
condenado a través de redes sociales. La que ahora llaman #LadyQuemaGatos es una mujer adulta que acompañada de un
menor de dos años a lo más, levanta un gatito de la calle, lo lleva a lo que
supongo es el patio de una casa
particular, toma una caja de cerillos y le prende fuego, en tanto alguna
persona más toma video que luego es
subido a redes sociales. El delito ya
fue sancionado por lo civil con una multa, y continúa su camino por la vía
penal. Circuló una petición en
change.org que por supuesto firmé; esta viene acompañada por un video que me
negué a abrir, pues no me agrada visualizar de manera gratuita actos de
crueldad, además de que siento que hacerlo es apoyar la apología del maltrato y
la violencia…
No sorprende que haya adultos tan desencantados de ellos
mismos y de su entorno, que busquen procurarse
emociones cada vez más intensas para sentirse vivos. Tampoco extraña que haya esa pulsión enfermiza
por aparecer en redes sociales y tener sus
quince minutos de fama, ya sea desnudándose, escupiendo malas palabras o
quemando gatitos; hay que ubicarnos para entender que se trata de individuos
tan devaluados, que buscan hacerse notar por cualquier vía, incluso cometiendo
atrocidades. Hemos fomentado una
sociedad altamente individualista, insensible y cosificadora que pretende
manejar a los seres vivos (humanos y no) en la medida en que le sirvan para sus
fines personales. Ahí tenemos la
explicación de esos tiernos cachorros regalados en Semana Santa, San Valentín o
Navidad, que en el momento en que pierden su encanto son botados a la calle de
manera inmisericorde. Esto es, en
nuestra actuación prevalece el sentido utilitario por encima del respeto y el amor a la vida.
Una cosa es tener como adulto estas carencias afectivas
profundas y buscar llenarlas por cualquier medio, y otra muy distinta es
compartir esa óptica enfermiza con un
niño pequeño al que se le manda el mensaje de que la violencia es
divertida. Las tribus de púberes que
maltratan animales no dejan de expresar conductas limítrofes, pero en cierta
forma se explican en razón de su edad, pero que una mujer adulta lleve de la
mano a un niño pequeño, primero a recoger al gatito, y luego a prenderle fuego
me parece monstruoso, es un signo evidente de descomposición social. Desconozco si el menor es su hijo, su hermano
o un vecino a su cuidado; en todos los casos el mensaje es el mismo, y es
terrible.
En el pasado XV Congreso Nacional de Pediatría el ilustre
maestro jalisciense Dr. Pedro Michel nos dejó caer un mensaje de gran
importancia: Un niño menor de tres años absorbe como esponja todo lo que se
desarrolla alrededor suyo, de manera que
si esos contenidos son de violencia, vamos a crear niños violentos. Él se refería a las telenovelas actuales
cargadas de contenidos de desesperada
genitalidad y absoluta violencia (como si ya no hallaran qué vender las grandes
cadenas --digo yo.)
Hemos creado un México proclive a la mentira y al engaño;
nuestros políticos pretenden que la fuerza de sus palabras sea tal, que borre
la contundencia de los hechos, para ejemplos hay muchos entre los gobernantes
en turno quienes actúan como si los mexicanos no tuviéramos dos dedos de frente
para darnos cuenta de las cosas. Un ejemplo doloroso, que tiene relación con
las pasadas elecciones, fue la supuesta compra de votos en muy diversos puntos
del país, que quedaron en simples promesas.
A las personas de condiciones más humildes les prometieron dinero y
pantallas planas a cambio de su voto y no les cumplieron. Claro, sabemos que condicionar el sufragio es
un delito electoral como tantos otros –verdes y no-- que quedan en el papel, y
sabemos que estas pantallas planas pertenecen a programas sociales que nada
tienen que ver con los partidos que las ofrecieron, y que su entrega, de haberse hecho, hubiera sido a
costa de esos programas sociales pagados con nuestros impuestos… Pero no fue ni lo uno ni
lo otro, sino una gran mentira contra las personas de menores recursos que para
desgracia de nuestro México no alcanzan a medir las consecuencias de vender su
voto, y que finalmente no terminaron vendiéndolo sino regalándolo a representantes de partidos de la
más baja ralea, que dieron un trato utilitario y carente de sensibilidad a
personas de la condición más humilde.
Hay un niño mexicano que
por la cercanía con #LadyQuemaGatos ha sido profundamente dañado, es la verdad
de las cosas. Volteemos a nuestro
entorno a ver cuántos pequeños en este
rango de edad están recibiendo un mensaje así de dañino por diversas vías, y
actuemos. ¿O queremos un México aún más
violento del que ya tenemos?...
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