domingo, 14 de junio de 2015

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

¿ASÍ O MÁS VIOLENTO?...
Esta vez fue en Aguascalientes, publicado y posteriormente condenado a través de redes sociales.  La que ahora llaman #LadyQuemaGatos es una mujer adulta que acompañada de un menor de dos años a lo más, levanta un gatito de la calle, lo lleva a lo que supongo es  el patio de una casa particular, toma una caja de cerillos y le prende fuego, en tanto alguna persona más toma video que luego  es subido a redes sociales.  El delito ya fue sancionado por lo civil con una multa, y continúa su camino por la vía penal. Circuló  una petición en change.org que por supuesto firmé; esta viene acompañada por un video que me negué a abrir, pues no me agrada visualizar de manera gratuita actos de crueldad, además de que siento que hacerlo es apoyar la apología del maltrato y la violencia…
No sorprende que haya adultos tan desencantados de ellos mismos y de su entorno, que  busquen procurarse emociones cada vez más intensas para sentirse vivos.   Tampoco extraña que haya esa pulsión enfermiza por aparecer en redes sociales y  tener sus quince minutos de fama, ya sea desnudándose, escupiendo malas palabras o quemando gatitos; hay que ubicarnos para entender que se trata de individuos tan devaluados, que buscan hacerse notar por cualquier vía, incluso cometiendo atrocidades.   Hemos fomentado una sociedad altamente individualista, insensible y cosificadora que pretende manejar a los seres vivos (humanos y no) en la medida en que le sirvan para sus fines personales.  Ahí tenemos la explicación de esos tiernos cachorros regalados en Semana Santa, San Valentín o Navidad, que en el momento en que pierden su encanto son botados a la calle de manera inmisericorde.  Esto es, en nuestra actuación prevalece el sentido utilitario por encima  del respeto y el amor a la vida.
Una cosa es tener como adulto estas carencias afectivas profundas y buscar llenarlas por cualquier medio, y otra muy distinta es compartir  esa óptica enfermiza con un niño pequeño al que se le manda el mensaje de que la violencia es divertida.  Las tribus de púberes que maltratan animales no dejan de expresar conductas limítrofes, pero en cierta forma se explican en razón de su edad, pero que una mujer adulta lleve de la mano a un niño pequeño, primero a recoger al gatito, y luego a prenderle fuego me parece monstruoso, es un signo evidente de descomposición social.  Desconozco si el menor es su hijo, su hermano o un vecino a su cuidado; en todos los casos el mensaje es el mismo, y es terrible.
En el pasado XV Congreso Nacional de Pediatría el ilustre maestro jalisciense Dr. Pedro Michel nos dejó caer un mensaje de gran importancia: Un niño menor de tres años absorbe como esponja todo lo que se desarrolla alrededor suyo,  de manera que si esos contenidos son de violencia, vamos a crear niños violentos.  Él se refería a las telenovelas actuales cargadas de contenidos  de desesperada genitalidad y absoluta violencia (como si ya no hallaran qué vender las grandes cadenas --digo yo.)
Hemos creado un México proclive a la mentira y al engaño; nuestros políticos pretenden que la fuerza de sus palabras sea tal, que borre la contundencia de los hechos, para ejemplos hay muchos entre los gobernantes en turno quienes actúan como si los mexicanos no tuviéramos dos dedos de frente para  darnos cuenta de las cosas.  Un ejemplo doloroso, que tiene relación con las pasadas elecciones, fue la supuesta compra de votos en muy diversos puntos del país, que quedaron en simples promesas.  A las personas de condiciones más humildes les prometieron dinero y pantallas planas a cambio de su voto y no les cumplieron.  Claro, sabemos que condicionar el sufragio es un delito electoral como tantos otros –verdes y no-- que quedan en el papel, y sabemos que estas pantallas planas pertenecen a programas sociales que nada tienen que ver con los partidos que las ofrecieron, y que  su entrega, de haberse hecho, hubiera sido a costa de esos programas sociales pagados con  nuestros impuestos… Pero no fue ni lo uno ni lo otro, sino una gran mentira contra las personas de menores recursos que para desgracia de nuestro México no alcanzan a medir las consecuencias de vender su voto, y que finalmente no terminaron vendiéndolo sino  regalándolo a representantes de partidos de la más baja ralea, que dieron un  trato   utilitario y carente de sensibilidad a personas de la condición más humilde.

Hay un  niño mexicano que por la cercanía con #LadyQuemaGatos ha sido profundamente dañado, es la verdad de las cosas.  Volteemos a nuestro entorno a ver cuántos pequeños  en este rango de edad están recibiendo un mensaje así de dañino por diversas vías, y actuemos.  ¿O queremos un México aún más violento  del que ya tenemos?...

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