domingo, 1 de noviembre de 2015

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Todo en esta vida se cocina cada vez más rápido, todo pasa de moda cada vez más pronto, el amor a la par de la tecnología tiende a ser cada vez a menor plazo.
   La vida se vive aprisa, esperar es verbo en desuso, nadie quiere estar estático, hay que estar en movimiento, correr, correr, tener al alcance de la mano toda respuesta en un segundo.
   Si la vida es corta,¿por qué acelerar tanto el paso? Para llegar a ser viejos y entonces darnos cuenta de que no tenía sentido haber ido tan de prisa, para después reprocharnos no haberle dado a cada cosa su valor y aprender que aquello que vale la pena, siempre se lleva un tiempo, como la propia vida que requiere nueve meses en gestarse.
   Un buen vino, un buen platillo, un buen café nunca serán instantáneos.¿ A donde tan apurados?...
   Bajemos velocidad, la muerte sabe esperar. espero que esté sentada, no tengo prisa en llegar.


Hemos ido apresurando el ritmo de la vida.
   Ahora cocinar puede ser tarea de unos minutos, encontrar respuestas, personas, trasladarnos de un lugar a otro, comunicarnos.
   Cualquier cosa que requiere espera nos tensa, intolerantes a la espera.
   La tecnología nos lleva a ritmos apresurados y nos condena a deshacernos de todo aquello que no nos brinde en forma instantánea aquello que deseamos conseguir.
   Esperar, verbo pasado de moda, la espera nos consume por breve que sea.
   Hemos perdido de vista que a veces conseguir las cosas más valiosas en la vida requiere de una espera, la maternidad es quizá la mejor muestra de ello y en la cual no habrá tecnología ni ciencia que valga para acortar su duración.
   Tardará cada vez más el ser humano en entender que no vale la pena pasar la vida en un tren bala para llegar a un destino sin haberse detenido a tirarse sobre el césped y contemplar un crepúsculo, a maravillarse con una luna llena sin sentir pasar el tiempo, a convivir con la gente y perderse en la mirada de otro, a degustar un platillo que se haya cocinado a fuego lento, a apreciar el aroma y sabor de un añejado vino.
   Ahora vivimos más tiempo, y más aprisa, hemos ido perdiendo la calma, la tolerancia, como si quisiéramos llegar o estar siempre en otro lado y con otra gente no donde y con quien estamos.
   Vertiginoso ritmo el de la vida actual, quizá tengamos confundida a la muerte, pensando en para que queremos más vida si nos tomamos tan poco tiempo en disfrutarla, si corremos presurosos como queriendo huir de ella.
   Me pregunto si en el más allá o el mas acá, donde la muerte nos lleve podremos reencontrarnos con aquellos, con aquello que en nuestro acelerado tránsito por la vida dejamos pasar de largo...
   ...Puedo esperar la respuesta, no tengo ninguna prisa.

1 comentario:

  1. Perdón por lo escueto............es que tengo prisa.
    Felicidades por abordar el tema. Hoy en mi columna aborde el tema algo similar, pero dirigido a los alimentos y sus consecuencias.

    ResponderBorrar