domingo, 28 de febrero de 2016

VIÑETAS por Maria del Carmen Maqueo Garza


A temprana hora llegué a la tienda de autoservicio, estaban a unos minutos de abrir, así que esperé en el carro escuchando música.

En esos momentos apareció por la explanada casi vacía del estacionamiento un hombre joven con un jersey azul, que se hacía acompañar de tres perros, dos de ellos de gran envergadura, uno era Gran Danés, y el otro menos definido, casi del mismo tamaño. El tercero era un chihuahueño blanco que corría a toda velocidad para no desprenderse  del contingente, y mientras la marcha del hombre y de los dos canes grandes era pausada, el pequeñito se apuraba con toda su energía para no perderles el paso.

Me hizo pensar cuántas veces la vida nos plantea una situación así, donde, como el perro pequeño, nos hallamos en total desventaja frente a nuestro mundo, de modo que debemos trabajar más que los demás para no quedarnos atrás.

Lamenté no tener en ese momento la cámara lista para tomar una foto, aunque, viéndolo bien, creo que la lección que aprendí con verlos se fija en mi mente mejor que cualquier imagen digital.



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