domingo, 8 de mayo de 2016

HOJAS SUELTAS por María del Carmen Maqueo Garza.

María "N", mujer sin edad.  Ha de ser aún joven, la he visto en lo que ahora se denomina "Gran Plaza" desde hace unos 15 años, antes no la recuerdo, al menos no  por las proximidades de la "Puerta de México", parte del primer cuadro que va a desembocar al Puente Internacional Número 1 que une Piedras Negras con la vecina ciudad texana de Eagle Pass.
   Dentro de su aspecto sucio y descuidado destaca un par de ojos de niña, brillantes y cargados de pestañas. Apenas si puede expresarse para pedir para "un taco" a los transeúntes que poco se sorprenden de su presencia, pues  ha pasado a formar parte del panorama urbano.  Justo ayer su ropa clara lucía con grandes manchones, muy posiblemente a consecuencia de haber estado en el suelo  por buen rato, en uno de esos ataques epilépticos que suele tener, y que la han sorprendido en alguna banca de la plaza, o sobre la amplia explanada que alberga ahora el Museo del Chapulín, al centro de la moderna  plancha de concreto, justo frente a la cual el Santuario de Guadalupe con sus torres iluminadas por las noches,   ejerce un agudo contraste en tiempo y propósitos.
   Como los "solovinos" y algún otro vagabundo de la zona, María "N" no tiene nada ni a nadie, ni podría suponer que sus sueños vayan más allá de un taco caliente para pasar el día, y me recuerda aquello que un día dijo Jesús: "Dejad que los niños se acerquen a mí, pues de ellos es el reino de los cielos". María con su enfermedad, y su hambre crónica, y su soledad y su único sueño de un taco caliente para pasar el día estará con Él cualquier mañana cuando el sol comience a crinar sus primeros rayos en el lado opuesto al río, justo al oriente de esta hermosa frontera, como una más de sus historias que nacen para  ser contadas.


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