domingo, 12 de marzo de 2017

VIÑETAS por María del Carmen Maqueo Garza

Mujer, compañera de marcha, no  detengas tu paso  en la continua   búsqueda de ti misma.
     Que nadie más allá de tu propia voluntad señale  los límites de tu pensamiento.
     Sueña en total  libertad, más allá de los arquetipos que pretenden verte marginada.
     Naciste para ser una con la vida.  En tu vientre se aloja el núcleo primigenio de la creación a través del cual se cumple en el mundo la obra divina del Altísimo.
     Se ha posado sobre tus hombros el universo con todas sus galaxias, es tuya la luz infinita que ilumina las verdades humanas.
     Eres amante de la justicia, defensora del bien.  No permitas que nadie ponga precio a aquello que te fue dado de nacimiento.
     En el centro de tu pecho palpita el amor, ese amor a la vida, a la naturaleza con todas sus criaturas grandes y pequeñas. 
     Tuya es la capacidad de sentir con los demás, y en esa compasión devolver al mundo la fe perdida.
Mujer, somos tú y yo esperanza, somos  aliento que impulsa a no desfallecer cuando las fuerzas se agotan.  Somos bordadoras incansables en el bastidor perpetuo de la vida. 
     Cuenta nuestra voz, cuenta nuestra férrea voluntad, cuenta la ruta que señalan estos pasos que hoy damos  para que los andantes de mañana no se extravíen.
     Sigamos así, firmes, enteras, siempre adelante, teniendo por puerto el  sol que se oculta detrás de las montañas. 
     Cuando llegue nuestro tiempo  partamos como la brisa, serenas y en silencio. Detrás vendrán aquellas que habrán de continuar la preciosa tarea  de otorgar a la vida ese especial sentido último que la vuelve la maravillosa oportunidad de trascender.

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