jueves, 8 de junio de 2017

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez



Difícil procesar las pérdidas de seres queridos. Aprender a vivir sin ellos, buscar reconfortarnos con la idea de que están en paz, rescatarlos en los recuerdos, en todo aquello compartido.

Nuestras vidas sin ellos no son las mismas, hemos tenido que pasar por el dolor y por la resignación, a continuar sin ellos y a tratar de no convertir su ausencia en nuestra condena, agradecer su existencia en nuestras vidas y permitir su trascendencia en la de nosotros y nuestra descendencia.

Se nos van y nunca pareciera que fuera tiempo de que así lo hicieran, o quizá si, pero nos hacen falta, mucha falta y nos sentimos huérfanos de esos afectos que abrigaban nuestras vidas y las fortalecían. Pero el curso de la vida no nos permite quedarnos en pausa por mucho tiempo, es obligado recobrar ánimos, y desplazar el dolor para no convertirlo en lastre que nos impida continuar viviendo y viviendo en plenitud, sin menoscabo en nuestra capacidad de agradecer el día vivido, sin menosprecio de aquellos que siguen a nuestro lado, quizá lo más importante es seguirnos sintiendo necesarios y hacer saber a los demás que lo son para nosotros.

Mis amados ausentes son irreemplazables, pero mi vida sigue teniendo un por qué, y hasta el final de ella lucharé porque así sea.

La vida solo puede apreciarse, valorarse y agradecerse cuando hacemos conciencia de lo que significa la muerte.

1 comentario:

  1. Muy buen final. Hasta que no entendemos la muerte no valoramos ni apreciamos la vida. Un buen ejercicio para todos. Muy difícil, sin duda, como superar cada dueño.Gracias.

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