domingo, 7 de febrero de 2021

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


He vivido sin planificar mi vida. La única constante que permaneció en mi proyecto de vida, si puedo llamarle así, fue mi profesión. Desde niña y sin que hubiera factores externos que lo propiciaran yo quise ser médica.

Seguí el camino que me llevó a ello. Me entusiasmaba estudiar, no fue empresa difícil, disfruté cada ciclo escolar, cada etapa, la escuela se terminó antes que mis ganas de seguir siendo estudiante.
Vino matrimonio, maternidad, y tuve tres adorables hijos, y créanme que en mi juventud nunca hubiera imaginado ser ni esposa ni madre tan realizada y feliz. Elegí pediatría sin que tampoco antes hubiera tenido inclinación especial a los niños. No pude elegir mejor carrera, ser esposa, madre y pediatra fueron elecciones no programadas con anticipación y agradezco a mi intuición que hayan sido tan acertadas.

No acostumbro hacer planes, menos a largo plazo. No lo hice cuando fue viable, ahora que queda menos camino, ni planes a corto plazo me es fácil programar. He vivido así, quizás a la defensiva de que las circunstancias me impidan realizarlas, quizás arriesgada pueda ser llamada, pero afortunada también lo he sido, así viviendo sobre la marcha. Sin una agenda programada he vivido mejor de lo que imaginara.

Ya no tengo edad para aprender a programar mi vida, ni el deseo tengo de hacerlo. he aprendido a cambiar de ruta cuando la vida me pone trabas, soy dúctil, maleable, adaptable; mi estrategia para ganarle la partida al destino es no hacerle saber lo que de él espero.

Voy día a día, mis proyectos son ser feliz, agradecida; amar y ser amada; saber dar una grata y cordial bienvenida o despedida a todo y a todos los que lleguen o se vayan de mi vida.


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