domingo, 7 de febrero de 2021

POESÍA de Joaquín Armando Chacón

 

Febrero convierte los instantes en un horizonte

Febrero es loco, pero tiene la mirada tierna, juega a los castillos de arena y a las adivinanzas.

Febrero hace brillar a sus estrellas detrás de la lluvia y los atardeceres. Mientras camina las calles buscando los secretos comulga con el queso blanco de la Luna.

 Febrero inventa imposibles y algunos días los hace reales, los llena de esperanza y tiempo y luego se le van los días y se llevan la esperanza y el tiempo, pero los imposibles siempre regresan.

 Febrero se muere de amor como ya no se acostumbra (de amor, de amor sin duda).

El caballo comienza a trotar en Febrero y las mieses se comban al viento entre Kalaw y Stuttgart, mientras en Hertfordshire se escucha el relincho de la yegua.

Febrero no acepta las indecisiones y huye de las apariencias para buscar el diamante más puro en el fondo de la noche.

En el mismo centro del corazón de Febrero hay que plantar las semillas de los sueños.

Febrero es nostálgico porque le faltan días y derrama el contenido de su cántaro.

Febrero convierte los instantes en un horizonte y manda señales en el viento de la música de los bosques.

El desierto de Febrero tiene la llave que desemboca en los ríos subterráneos que abrigan a la joven hechicera.

Febrero es azul y es amarillo y es púrpura; es una caja de sorpresas, una moneda de oro al aire y un vientecito que se enreda en los tobillos.


En febrero comienza el próximo milenio.

Tomado de la selección "Un poema al día" de Felipe Garrido

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