MARIANA
Cuando los sueños no caben por la puerta de la burocracia
y en su intento de avanzar se estrellan hasta hacerse añicos.
Cuando el deseo de ayudar a quien enferma halla en el camino
su propio demonio, cuyo fétido aliento le roba el sueño
por las
noches
Cuando la ética se topa con la chata apatía de la burocracia,
del “es tu imaginación, chiquilla, ve a descansar, lleva estos
tamales”
Cuando los caros sueños de infancia de Mariana
se extinguen
para siempre
hasta dejar de su vida un puñado de polvo
que entregan a su madre como toda memoria.
Un número más en el fichero de los feminicidios.
Cuando eso pasa mis letras lloran su propio llanto, el de su
madre,
el llanto de todas las Marianas
ofrecidas a la garganta de la bestia voraz
frente al cenote de los dioses malditos.
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