domingo, 24 de marzo de 2024

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

Me gusta la vida, así tal cual es, con sus vaivenes y oleajes que a veces mecen el alma y a veces con ímpetu furioso la estrujan. He aprendido que la paz hay que rescatarla día tras día, que a veces se nos arrebata o la dejamos ir inconscientemente, que no la valoramos hasta que nos abandona, que la arriesgamos por algo tan banal e intrascendente que a través del tiempo lograremos percatarnos de que así fue.

Me gusta haber aprendido a reconocerme vulnerable, a vivir sabiendo que inevitablemente tendré que afrontar mis miedos, pero a no permitir que me rebasen, imposible no ser presa de ellos alguna vez, pero tener el temple, la fortaleza para vencerlos . Al mismo tiempo que acepto mi vulnerabilidad, agradezco la resiliencia que me ha permitido más de una vez no quedar vencida por el dolor, por la adversidad.

Me gusta vivir, y saber que mi vida tendrá un fin que no puedo advertir ni en tiempo ni en las condiciones que se dará, con la esperanza de que llegado el día, en mi corazón no haya más que agradecimiento, que lleve en él todo el amor que a través de mi recorrido terrenal me ha cobijado y que deje en más de uno un recuerdo, un sentimiento que valga la pena evocar.

Me gusta la vida y la gente que me ha acompañado en ella, mis maestros todos, un aprendizaje continuo que no deja de sorprenderme cual infante en los primeros años. Sigo descubriendo en ellos lo maravillosa e intrincada que es nuestra conciencia, nuestra alma y la percepción que de unos y otros tenemos, haciendo posible que a veces nos sincronicemos en mente y corazón, otras que solo aceptemos nuestras diferencias con respeto y que con humildad reconozcamos que nuestra verdad no es absoluta, aprender a convivir con unos y con otros cordialmente.

Me gusta el mundo que me rodea, espero que esto que hoy llamamos desarrollo no siga quebrantando su armonía, que la tecnología no supla nuestro contacto directo con la naturaleza, que no dejemos de apreciar la belleza de ésta, que sigamos volteando al cielo y nos sintamos dichosos de encontrarnos con una luna llena.

Me gusta pensar que llegaremos a sentir la necesidad de recuperar nuestra esencia humana, a valorar el contacto personal directo sin pantallas intermediarias, a no pretender que un mensaje pueda sustituir una caricia, una mirada, a no permitir muera nuestra capacidad de expresarnos a través del lenguaje oral, que no destruya la tecnología nuestra sensibilidad.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario