Hijo mío:
Esfuérzate por mirar en cada rosa un átomo de Dios. Y quizá Dios vuelva a inventar la primavera, a causa de tus ojos.
Esfuérzate por respetar los derechos de la bestia y del insecto. Y quizá Dios acoja con indulgencia nuestros defectos, a causa de tu justicia.
Esfuérzate por ver en cada desvalido una prioridad. Y quizá Dios extienda su ala sobre la desvalida Tierra, a causa de tu compasión.
Esfuérzate por recordar siempre que detrás de toda voz palpita un corazón. Y quizá Dios escuche con mayor solicitud nuestros ruegos, a causa de tu nobleza.
Esfuérzate por comprender cuan importante es el chiste de cada prójimo en la sonrisa del mundo. Y quizá Dios nos perdone algunas lágrimas, a causa de tu buena voluntad.
Esfuérzate por contemplar en cada ser humano una catedral. Y quizá Dios aborte el próximo Diluvio, a causa de tu fe.
Esfuérzate por descubrir en cada signo del mundo, incluso en la calamidad, el pulso firme de la Providencia. Y quizá, cuando llegue la hora de la tribulación, Dios nos dé su mano, a causa de tu sabiduría.
¡Insiste, insiste, insiste, muchacho! ¡No te rindas! Y quizá Dios nos ofrezca otra oportunidad, al considerar tu obstinación.
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