domingo, 13 de marzo de 2016

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez

De nada sirve hablar de cantidad, si no conlleva calidad.
   Si hablamos del tiempo que dedicamos a los hijos, de las amistades que tenemos, de los años vividos, de los alimentos que consumimos, en cualquier contexto la calidad es la que realmente da el valor de aquello que poseemos o hacemos.
   Por eso se dice que de lo bueno, poco, porque definitivamente lo que tiene calidad lleva tiempo, dedicación, esfuerzo, y no es posible conseguirlo o hacerlo fácilmente.
   Si de eso se hiciera conciencia, el desarrollo personal y social sería realmente eso y no solo un crecimiento desordenado.
   Se habla de miles de empleos, con sueldos ridículamente bajos y condiciones de trabajo por demás injustas. Se crean universidades que aparecen de un día a otro por doquier que ofrecen decenas de carreras sin que nadie verifique cuenten con la suficiente calidad en sus programas académicos ni en su plantilla de maestros, haciendo profesionales al vapor que van destinados al fracaso.
   Así podemos enumerar varios ejemplos en diferente rubros, encontrando que no tenemos déficit en número sino en contenido. No se trata de impresionar con cifras, eso no nos dará certeza en que se tiene lo suficiente.
   Esmero y dedicación, mantenimiento, continuidad, búsqueda de eficiencia, de excelencia en encontrar que se alcance a satisfacer la necesidad para lo que fue creado.
   La calidad defintivamente va ligada a la percepción de las personas, a las expectativas que cada uno de nosotros tenemos sobre lo que se nos ofrece.
   La autenticidad de la calidad se percibe y se valora por la gente que desea un desarrollo personal sin egoísmos,con trascendencia social, con humanismo y conciencia de lo que en esta vida vale la pena vivir, hacer, compartir, y dejar como herencia a los que nos sucederán en su paso por el mundo.
   Buscar la calidad en nuestra vida, en nuestras acciones, en nuestro quehacer diario, sobre todo preocuparnos por la calidad humana,como máxima aspiración de nuestra vida.

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