domingo, 27 de marzo de 2016

VIÑETAS por María del Carmen Maqueo Garza


Cuánto necesitamos sabernos  acompañados por el camino, sentir que no vamos solos.

Los chats de whatsapp son una excelente fotografía que pinta de cuerpo entero esta necesidad.

Alguien inicia la mañana con un “buenos días”, a lo que el resto del grupo responde con emoticones de monitos sonriendo, chiflando, aplaudiendo, sorprendidos, divertidos… y ventana tras ventana se van haciendo presentes todos los integrantes de este chat hasta que se agota el tema inicial, y alguien inicia otro, que podría ser desde cuánto lamentamos la muerte de tal o cual personaje del medio artístico, hasta una oración de 800 caracteres para pedir por los niños de Sumatra, o por los pacientes de cáncer…

Campea aquello de buenas intenciones, nuevamente van apareciendo una a una ventanas con otra carga de los mismos emoticones, tal vez en distinto orden, ahora la que puso la primera vez monitos chiflando, ahora sube manitas orando, una, dos, tres… y viene de nuevo la ristra de ventanitas, una tomada de la otra, tan iguales, pero cada cual queriendo significarse tan distinta… y transcurre otro par de horas, hasta que nuevamente el tema se ha agotado…

En lo personal no puedo hacerlo. No siento poder comunicarme de esta manera. Para mí el manejo de la palabra escrita es un delicado juego de creatividad; decir lo que quiero en el momento en que así lo deseo, es un reto agradabilísimo al que no puedo renunciar a cambio de  emoticones prefabricados  carentes de autenticidad.

Lo que se lee entre líneas, y eso ni qué dudarlo, es nuestra necesidad por sentir que formamos parte de un grupo humano y  asegurar para nosotros mismos que no vamos solos por el camino, cuando tantos elementos del exterior nos quieren convencer de lo contrario.

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