domingo, 1 de mayo de 2016

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez



A menudo los efecto secundarios rebasan el efecto benéfico esperado, esto es cierto si hablamos de medicamentos, en ese contexto es donde estamos más acostumbrados a escuchar hablar de efectos secundarios.

En los acontecimientos de nuestra vida, en la búsqueda de lo que se ha dado en decir es "progreso", ya nos están rebasando los daños al beneficio.

En el matrimonio en el que se cifran tantas ilusiones y cuyo propósito es tan loable, cada vez es más frecuente encontrar daños de la misma pareja y colaterales que lamentar.

La respuesta en nuestro organismo a un medicamento es totalmente ajena a nuestra voluntad, en ella no tenemos forma de incidir, pero en aquello en que si participamos o debemos hacerlo con plena consciencia es en donde los efectos secundarios debieran ser mínimos y potencialmente evitables.

Sin exceder dosis de egoísmo, de soberbia, reconociendo en lo que hacemos como digno, necesario y siempre con un fin que conlleve logros no tan sólo personales, sino de pareja, familiares o sociales,

Encontrar en aquello que decidimos hacer de nuestra vida la mejor medicina para mantener un alma sana, sin falsas promesas de productos mágicos que tarde que temprano nos cobran factura y resultan altamente nocivos para la salud emocional,

Vivir con responsabilidad personal y social, minimizando los efectos secundarios de nuestras decisiones, de nuestras acciones,mayor beneficio, menos toxicidad.

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