domingo, 18 de diciembre de 2016

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

ANA GABRIELA Y MÁS
Vivimos tiempos de elevado contenido visual, todo aquello que entra por  nuestros ojos tiene un impacto directo en pensamientos y emociones, y repercute en como actuamos; lo sabemos o al menos lo intuimos.  Las redes sociales se han convertido en un foro público que vuelve comunes las causas particulares, adquiriendo además un sesgo importante dado por la distorsión natural del mensaje, o bien por intereses particulares que de manera intencionada tergiversan los contenidos para ir al terreno del amarillismo.  Hasta los asuntos eminentemente   privados se convierten, por obra y gracia de la red, en tópicos públicos, tendencia de la que nadie se salva, y que obliga a incluir un código actualizado de comportamiento que incluya  cómo actuar para el caso de ir a parar a las redes sociales.
   De esta manera la golpiza propinada a la senadora Ana Gabriela Guevara se volvió asunto público, y como la terrible agresión ocurrió en plena vía pública, hubo muchas cámaras que grabaron lo que sucedía, y que ahora están aportando lo necesario para la captura de los agresores.   Definitivamente una conducta así de violenta da cuenta de que nuestra sociedad anda mal, produciendo individuos con cero tolerancia a la frustración, que al primer contratiempo reaccionan con una agresividad inusual, con encono, descargando una ira histórica que encuentra en ese justo momento un blanco contra el cual volcarse.   Por desgracia situaciones de esta índole son cada vez menos la excepción, y como grupo humano corremos el riesgo de acostumbrarnos a percibirlas como algo natural.  Antes de que ello pueda ocurrir estamos obligados a efectuar un análisis minucioso de los posibles motivos que llevan a un individuo a actuar de este modo para tratar de desarticular estos comportamientos en el período cuando se está organizando la conducta humana.
   Nuevamente echo mano de esa herramienta tan útil para el proceso de tratar de entender los comportamientos: Al actuar de ese modo, ¿qué busca lograr el niño que ese individuo lleva dentro?  En este caso el niño buleador que lleva dentro quien encabezó la agresión contra la senadora refleja frustración por el estado actual de cosas, refleja impotencia frente a hechos que le resultan adversos, y se propone acabar con ellos, de modo que  ahora que está en posición para descargar todo su odio, lo hace como por impulso.  Igual pudo haber sido el camión de la basura, un perro pulgoso o qué sé yo, aquello que obstaculizaba su actuar era un símbolo nada más, un simple disparador de esa violencia que había estado haciendo antesala en su interior y que había que sacar, una acción totalmente irracional que deja de serlo hasta el momento cuando Ana Gabriela se quita el casco dando oportunidad al agresor de identificarla, imaginar las consecuencias de sus actos  y huir. Ahora dos de los agresores detenidos dicen que no supieron de quién se trataba, entiéndase pues, que de haberlo sabido no la habrían atacado, pero que si no ha sido alguien importante sí lo habrían desbaratado a golpes.
   Por el mismo orden sucedió en días pasados algo en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. con un indigente que tuvo la mala fortuna de quedarse dormido en las afueras de la catedral.  Durante la noche un par de jovenzuelos lo rociaron con gasolina y le prendieron fuego, provocándole severas quemaduras en la mitad derecha de su cuerpo.  Ese delito es  un acto de extrema e irracional violencia contra quien –supongo—para los agresores no tiene un valor como persona.  ¿Hubieran hecho lo mismo si se tratara de un político o un empresario reconocido? La respuesta lógica es “no”, porque para la mentalidad de tales “juniors” salvajes estos últimos sí tienen clase y son dignos de respeto.
   ¡Qué desgracia de seudovalores nos rigen! Y nuevamente, en gran medida producto de contenidos que ingresan a través de nuestros ojos vía la televisión o la Internet, para pasar a formar parte del imaginario colectivo de un pueblo mal informado, resentido e iracundo, que no se halla en condiciones de modificar esos malos hábitos, pues para hacerlo tendría que entender que lo son, y para entender que lo son sería menester un nivel de cultura y de sensibilidad social que, está visto, no posee.
   La senadora está con vida, puede contarlo, y ha decidido hacer de este tópico muy personal una causa que habrá de llevar muy lejos, a favor de la no-violencia, en particular hacia las mujeres.   Confiemos en que el sistema haga lo suyo para poner a todos los involucrados ante la autoridad, de modo que se imparta la debida justicia.
   Más allá de esto último, trabajemos por una sociedad capaz de dar salida a los conflictos y a las aspiraciones de sus ciudadanos, de modo que estén en condiciones de trabajar a favor de un clima de paz para todos.

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