domingo, 12 de febrero de 2017

CONTRALUZ por María del Carmen Maqueo Garza

VIBRA MÉXICO
La imagen es desgarradora: En el exterior de una farmacia de cadena de las que cuentan con un consultorio anexo, en la ciudad de Tehuacán, Puebla se halla una carriola totalmente tapada con cobertores y a unos pasos de la misma una mujer joven cuya actitud hace suponer que llora  profusamente mientras cubre su rostro con  la parte redundante de las mangas de una chamarra color guinda, que ha estirado hasta cubrir sus manos.  En torno a la carriola y a la madre se ha extendido cinta amarilla de “prohibido pasar”; en el triángulo que forma la cinta hay dos figuras más, la de un uniformado y la de un joven hombre que habla por teléfono.  La nota –amarilla o roja, aunque para mí en este instante es negra—la comparte un compañero pediatra para llamar nuestra atención con relación a una muerte que nunca debió  ocurrir: ¡Cuánto nos falta por hacer para evitar  algo así, un niño de 4 años que  muere esperando turno para consulta, portador de  una probable rubéola complicada! Contrario a otras semanas cuando en lenta cocción surge la nota dominical, esta llega a mi mente como latigazo, tanto que siento una urgencia inminente por comenzar a escribir,  lo que hago de inmediato, dejando de lado otras tareas literarias que me ocupaban en el momento, es un deber ciudadano hacerlo, al menos así lo siento. 
   Quizá la forma más exquisita de entender la democracia sea concebirla como un sistema que permite a cada cual ejercer su pleno derecho sin por ello afectar los derechos de otros.   Como nación estamos pasando por una etapa de rediseño que –queremos creer—se encamina hacia la democracia, pero por desgracia nos falta mucho por crecer;  descalificamos las acciones de quienes no piensan como nosotros, en lugar de proponernos actuar cada cual desde su propio canal para ir a confluir en un fin común.  La marcha ciudadana que se llevará a cabo hoy en varias ciudades, denominada “Vibra México” la convocan ciudadanos de carne y hueso para manifestarse como mexicanos a favor del país y en contra de las medidas que pretende imponer un gobierno extranjero.  Pero por supuesto se han multiplicado las voces que la desacreditan y distorsionan, hay quien quiere sacar tajada política de la misma, cuando el lema original es un clamor ciudadano, un decir “basta a las malas prácticas de la administración pública y a las imposiciones de un gobierno extranjero”.  Triste decirlo: Los mexicanos no necesitamos enemigos de fuera,  pues en cada uno de nosotros mora el mayor enemigo del otro mexicano, en buena parte es por este canibalismo ciudadano que nuestras iniciativas ciudadanas luego no progresan.
   Hay problemas muy urgentes por atender.  Que un niño de 4 años muera en la banqueta esperando su turno para ser atendido es un llamado de atención para todos; como sucede en otras áreas de salud, las farmacias con consultorios anexos de bajo costo resuelven buena parte de las deficiencias en la atención de pacientes dentro del Sector Salud y esto no es un problema menor.  Si el niño murió por complicaciones de rubéola significa que no contaba con la vacuna, un derecho que el sistema debe garantizar en todo menor de edad, entonces ¿qué pasó aquí?  La madre luce joven, tal vez haya sido su primer niño y ella no supo identificar la gravedad en  las condiciones de su hijo. ¿Estaría desnutrido? ¿Cuándo iniciaría con su cuadro? ¿No hubo quién orientara a esta madre?... Me recuerda aquel óleo de un niño enfermo, pintado por  Gabriel Metsu, y en este caso por el pincel de  la pobreza y la ignorancia, frente al cual  sería criminal permanecer indiferentes.  Menos aún cuando reconocemos que renglones de primer orden como el de salud sufren recortes presupuestarios frente a rubros innecesarios  que bien pueden ser cancelados.
   Los mexicanos necesitamos cambiar nuestra actitud, ser solidarios unos con otros, corresponsables, dejar de pelear por el color de la camiseta, dejar de meter zancadilla al que trata de hacer las cosas, y por el contrario, reconocer y alentar sus logros. Necesitamos anteponer el bien del país por encima de los asuntos de orden personal, y entender que mientras un mexicano sea el mayor enemigo de otro mexicano, el país seguirá empantanado. 
   Hace un par de días arrancó el Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción, integrado por personajes de trayectoria amplia e integridad reconocida por la sociedad (no fue “dedazo”).  Apostemos porque sea éste el primero de incontables pasos que nos  permitan esbozar el proyecto de nación que demandan de nosotros –con justa razón--  nuestros hijos.  No hay fórmulas mágicas para sacar adelante a México, solamente la conjunción de inteligencia, trabajo y  unidad encaminados al logro del bien común.  Que vibre México por entusiasta y solidario.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario