VIBRA MÉXICO
La imagen es desgarradora: En el exterior de una farmacia de
cadena de las que cuentan con un consultorio anexo, en la ciudad de Tehuacán,
Puebla se halla una carriola totalmente tapada con cobertores y a unos pasos de
la misma una mujer joven cuya actitud hace suponer que llora profusamente mientras cubre su rostro con la parte redundante de las mangas de una
chamarra color guinda, que ha estirado hasta cubrir sus manos. En torno a la carriola y a la madre se ha
extendido cinta amarilla de “prohibido pasar”; en el triángulo que forma la
cinta hay dos figuras más, la de un uniformado y la de un joven hombre que
habla por teléfono. La nota –amarilla o
roja, aunque para mí en este instante es negra—la comparte un compañero
pediatra para llamar nuestra atención con relación a una muerte que nunca debió
ocurrir: ¡Cuánto nos falta por hacer
para evitar algo así, un niño de 4 años
que muere esperando turno para consulta,
portador de una probable rubéola
complicada! Contrario a otras semanas cuando en lenta cocción surge la nota
dominical, esta llega a mi mente como latigazo, tanto que siento una urgencia inminente
por comenzar a escribir, lo que hago de
inmediato, dejando de lado otras tareas literarias que me ocupaban en el
momento, es un deber ciudadano hacerlo, al menos así lo siento.
Quizá la forma más exquisita de entender la democracia sea
concebirla como un sistema que permite a cada cual ejercer su pleno derecho sin
por ello afectar los derechos de otros.
Como nación estamos pasando por una etapa de rediseño que –queremos
creer—se encamina hacia la democracia, pero por desgracia nos falta mucho por
crecer; descalificamos las acciones de quienes
no piensan como nosotros, en lugar de proponernos actuar cada cual desde su
propio canal para ir a confluir en un fin común. La marcha ciudadana que se llevará a cabo hoy
en varias ciudades, denominada “Vibra México” la convocan ciudadanos de carne y
hueso para manifestarse como mexicanos a favor del país y en contra de las
medidas que pretende imponer un gobierno extranjero. Pero por supuesto se han multiplicado las
voces que la desacreditan y distorsionan, hay quien quiere sacar tajada
política de la misma, cuando el lema original es un clamor ciudadano, un decir
“basta a las malas prácticas de la administración pública y a las imposiciones
de un gobierno extranjero”. Triste
decirlo: Los mexicanos no necesitamos enemigos de fuera, pues en cada uno de nosotros mora el mayor
enemigo del otro mexicano, en buena parte es por este canibalismo ciudadano que
nuestras iniciativas ciudadanas luego no progresan.
Hay problemas muy urgentes por atender. Que un niño de 4 años muera en la banqueta
esperando su turno para ser atendido es un llamado de atención para todos; como
sucede en otras áreas de salud, las farmacias con consultorios anexos de bajo
costo resuelven buena parte de las deficiencias en la atención de pacientes
dentro del Sector Salud y esto no es un problema menor. Si el niño murió por complicaciones de rubéola
significa que no contaba con la vacuna, un derecho que el sistema debe
garantizar en todo menor de edad, entonces ¿qué pasó aquí? La madre luce joven, tal vez haya sido su
primer niño y ella no supo identificar la gravedad en las condiciones de su hijo. ¿Estaría
desnutrido? ¿Cuándo iniciaría con su cuadro? ¿No hubo quién orientara a esta
madre?... Me recuerda aquel óleo de un niño enfermo, pintado por Gabriel Metsu, y en este caso por el pincel de
la pobreza y la ignorancia, frente al
cual sería criminal permanecer
indiferentes. Menos aún cuando
reconocemos que renglones de primer orden como el de salud sufren recortes
presupuestarios frente a rubros innecesarios que bien pueden ser cancelados.
Los mexicanos necesitamos cambiar nuestra actitud, ser
solidarios unos con otros, corresponsables, dejar de pelear por el color de la
camiseta, dejar de meter zancadilla al que trata de hacer las cosas, y por el
contrario, reconocer y alentar sus logros. Necesitamos anteponer el bien del
país por encima de los asuntos de orden personal, y entender que mientras un
mexicano sea el mayor enemigo de otro mexicano, el país seguirá
empantanado.
Hace un par de días arrancó el Comité de Participación
Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción, integrado por personajes de
trayectoria amplia e integridad reconocida por la sociedad (no fue “dedazo”). Apostemos porque sea éste el primero de incontables
pasos que nos permitan esbozar el proyecto
de nación que demandan de nosotros –con justa razón-- nuestros hijos. No hay fórmulas mágicas para sacar adelante a
México, solamente la conjunción de inteligencia, trabajo y unidad encaminados al logro del bien común. Que vibre México por entusiasta y solidario.
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