domingo, 12 de febrero de 2017

HOJAS SUELTAS por María del Carmen Maqueo Garza


Me sorprende que me sorprenda ver cómo cambia la gente, cómo lo hacen las expresiones de sus rostros, o caen las máscaras, o adoptan unas nuevas.
Me sorprende que los amores dejen de existir y las pasiones se tornen dolores u olvidos.  Que los hermanos se  alejen y los enamorados pongan distancia de por medio.
Me sorprende que los padres y los hijos permitan que el hielo se interponga entre unos y otros, y surjan los silencios asesinos que ni el tiempo sana.
Me sorprende que haya quien acabe con la sangre de su sangre así como así, porque es lo más conveniente para su agenda social o de trabajo.
Me sorprenden los delincuentes de cuello blanco con sus ropas impolutas y una docena de camisas nuevas para cambiarse tan seguido como sea necesario.
Me sorprenden los gobiernos que no gobiernan, igual aquellos que pretenden extender sus dominios más allá de los límites que les corresponden.
Vivo sorprendida de saber que nuestros afanes se enfoquen, no a construir lo propio sino a destruir lo ajeno; no a sumar y multiplicar sino a restar y dividir.
…Que ocupemos nuestro tiempo en condenar de manera gratuita, en lugar de ocuparnos en trabajar de forma activa por hacer las cosas.
Lo único que no me sorprende es la muerte, esa cita que llega puntual para cada uno, punto donde acaban distingos y privilegios,  y nos hace a todos iguales.  El escenario más democrático, en el que todo cuenta y nada cuenta; el final del principio o el principio del final, algo que no podemos adivinar, porque lo conocen solo quienes han partido y tienen obligado voto de silencio.


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