domingo, 14 de mayo de 2017

CUADROS URBANOS por María del Carmen Maqueo

GEORGE
Es un viejo metido en un cuerpo joven, tendrá poco más de treinta. Carga su propia historia en tres grandes sacos. Cuentan que es veterano de guerra.
     Pueden más sus propios miedos que el calor primaveral. Protege su cabeza con un gorro de pana afelpado bajo el cual  dos grandes ojos como capulines enfrentan a ese mundo de su imaginación.
     Llega cada mañana al negocio de comida rápida por un  refresco de soda. Actúa como si para merecerse aquel trago  hubiera de emprender todo un ritual que inicia en el exterior del lugar.  Deposita dos de sus grandes bolsas perfectamente acomodadas y entra cargando la tercera,  que coloca en el interior del local junto a la puerta.
     Antes de aproximarse a la barra por un vaso desechable lleva a cabo una serie de  inclinaciones de cabeza a los cuatro puntos cardinales.  Lo mismo hace ya para salir,  antes de depositar el vaso utilizado en el contenedor de basura.
     Los parroquianos no se sorprenden, tal vez familiarizados con  sus visitas cotidianas. Avanza hacia adelante despegando del suelo un pie y luego el otro, como quien subiera una escalera.  Su marcha es más notable pues calza un par de tenis nuevos de color llamativo, lo que contrasta con el resto de su indumentaria.
     No fija la mirada más que en su vaso. Se sienta en la misma mesa cada día --según me refieren quienes lo conocen--, lo hace por un par de minutos mientras se refresca.  Luego sale del local, acomoda sus grandes sacos a los hombros y reanuda su marcha esquivando los vehículos que se precipitan hacia las grandes tiendas cualquier sábado por la mañana. La paridad del peso frente al dólar no hace mella en los compradores.
     Nadie me dijo su nombre, pero sé que debe de llamarse George. Va con la espada y el estandarte de su imaginación buscando dragones para aniquilarlos como deber sagrado, tal cual hizo aquel legendario soldado de Medio Oriente. Sé que llegará a santo como el de Capadocia... veo cómo va labrando su santidad a cada paso.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario