domingo, 14 de mayo de 2017

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Vivir se va convirtiendo en una cadena de metas por alcanzar. Siempre estamos enfocados en lograr algo, de mayor o menor importancia o trascendencia, nuestra vida se basa en gran parte en la consecución de objetivos. El logro de éstos, debiera convertirse en esa sensación de bienestar y realización, de satisfacción plena.

Digo debiera porque no siempre es así. Ser feliz es sentimiento subjetivo y relativo, depende de la propia percepción y por ende no se puede estandarizar lo que lo provoca, ni esperar la misma reacción de dos seres humanos ante la misma situación.

Hay quien con muy poco puede sentirse feliz, al grado de parecernos que no es normal que lo sea, o hacernos pensar que es solo apariencia, otros en cambio nos desconciertan, porque poseen --a nuestro parecer-- todo lo que pudiéramos ambicionar y sin embargo no es suficiente para ellos.

Y es que a veces la felicidad no estriba en tenerlo todo, sino en lograr alcanzar esas metas que nos trazamos y ver coronado así nuestro esfuerzo. En aprender a ver en la sencillez del diario acontecer el milagro que esconde cada amanecer.

Cada quien es feliz a su modo, lo importante es encontrar un modo de ser feliz. Aprisionar los pedacitos de felicidad que nos reparte la vida,tener ahorros en el alma de ellos, no malgastarla o pasarla desapercibida en espera de recibir más, quizá nunca nos llegue en abundancia o quizá sea que ambicionamos demasiado.

Siendo la felicidad un estado emocional, y las emociones totalmente dependientes de nuestra percepción, imposible ha sido dar una descripción única de su significado. Subjetiva, intangible, relativa, la felicidad es quizá la sensación de equilibrio, de armonía, de paz interior más anhelada.

Con demasiadas cosas en contra para mantenerla, para no dejarla escapar ante la frustración, el fracaso, las pérdidas que nos impone la vida, hemos de ser entonces cautos en saberla apreciar cuando nos llega,en tratar de prolongar nuestro encuentro con ella y en no tener expectativas irrealizables que finalmente son utopía, la felicidad es viajera frecuente y nuestra huésped temporal.

Lo que nos queda, es mantenerla viva en nuestros corazones con actitud positiva y de esperanza, para que no sea tan solo alegría fugaz.Ser felices no nos es negado a nadie, ni hay medida de logros para serlo.

Cuando te sientas feliz, contagia, reparte, que nada acrecienta más ese sentimiento que el compartirlo con los demás.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario