Llega la noche
con sus silencios de pequeña muerte,
sus sombras como ensayos de ausencia.
Viene cargando recuerdos de otros tiempos,
desembarcan fragmentos de memorias,
las veo danzar alegres
frente a mi cama.
No sé si le temo, no sé si le recibo
como si fuera un amante
clandestino, solo sé que existe,
que llega a mi lado cuando el sol se oculta.
Así con tus horas y mis muertos
–noche-- tejo un dulce relato
que habré de contarme
una y otra vez
mientras haya vida y memoria,
y amor en mi pecho.
Llegará el día cuando
ellos –los soñados—y yo
lleguemos de puntillas al caer la noche
a poblar los dulces sueños
de quien, habiéndonos amado,
nos extrañe.
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