domingo, 10 de diciembre de 2017

VIÑETAS por María del Carmen Maqueo Garza

EPIFANÍA BLANCA

Me tomó por sorpresa.  Las gotas de lluvia fueron transformándose con rapidez en aguanieve y finalmente en copos níveos.  Mi rutina de la primera hora de la mañana se vio felizmente interrumpida por este regalo del cielo.

La naturaleza nos obsequia una nueva lección cada día.  La mía de hoy fue acerca de la docilidad.  Es maravillosa la forma como los grandes copos de nieve van cayendo, pareciera que se mece cada uno por impulso propio, hasta tocar el suelo.  Al depositarse sobre una superficie lo hacen en completo silencio, a diferencia de sus hermanas las gotas que emiten, desde un discreto “plic” hasta un espectacular “plum” cada vez que chocan con un objeto duro.

Los copos nos enseñan además el sentido de la solidaridad.  Van cayendo uno sobre el otro y sobre el otro, hasta integrarse en una masa homogénea que se adhiere con particular apego a los sitios que toca, y que al filo del mediodía, cuando  el sol asoma y las avecillas que ya se han desperezado, dejan escuchar sus primeros trinos, empezarán a convertirse en agua.

El panorama luce estático bajo ese manto de blancura que se engruesa de tanto en tanto.  No parece haber vida en las calles ni en los patios, como si los seres vivos cuidáramos de no romper ese encanto con algún movimiento, y hasta el más ruidoso de los chamacos guardara sus sonoras manifestaciones para después.

Viene a mi mente la palabra “paz”. Este blanco bendito que todo cubre y calma nos invita a creer en ella, a revestirnos de su pureza, en particular en esta temporada cuando los ánimos –de manera paradójica al sentido de la fiesta-- fácilmente caldean por efecto de la agitación y el alcohol.

Doy gracias a Dios por esta hermosa lección previa a la Navidad, que me ayuda a no perder de vista cuál es la esencia de la fiesta, el sentido último de la celebración.  Se trata del amor en la mayor de sus manifestaciones, se trata de Jesús que vino para dar la vida por cada uno de nosotros.  

...Que mi corazón no lo olvide.


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