domingo, 18 de febrero de 2018

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


Enfrentar los retos de la vida, lucha constante que a veces se gana, y en otras lamentablemente se pierde. Tan vulnerables somos que de un día a otro las expectativas que tenemos de la vida cambian, o debemos cambiarlas, y retomar el rumbo, y adaptarnos al cambio, Aceptar que el destino radica muchas veces en aquello de lo que no fuimos capaces de hacer consciente, o quizá si, pero tan solo momentáneamente, porque evadirlo era más fácil que resolverlo. Sin embargo la vida nos vuelve a presentar las mismas cartas, sin posibilidad de cambiar el juego y con él tendremos que apostarle a ganar o perder. 
     Se requiere valentía para vivir. La debilidad nos vuelve seres conformistas, que aceptan lo que venga sin considerar la posibilidad de cambiarlo, que permanecen en la mediocridad, en la sombra por no atreverse a buscar la grieta por donde entre un rayo de luz y los lleve a dar con aquello que les satisface plenamente y les da la certeza de haber caminado en el sentido correcto. 
     No hay ningún pretexto que sea suficiente para justificar la indolencia ante la vicisitudes de la vida. Se requiere arrojo, aplomo, dignidad, para no sentarnos a la mesa a ver que se nos sirve, sino participar en la confección de lo que deseamos degustar.
     Vivir siendo participantes activos en ello, con amor, con pasión, con garra, con el corazón puesto en la búsqueda de los valores reales que implica la vida, sin menospreciar los detalles que la engrandecen. Nuestra existencia es gran responsabilidad, es cadena de retos a vencer, es camino que a cada paso hay que hacer, es lo único que se nos da tan solo una vez en este mundo y se nos deja totalmente a nuestro cargo, es propiedad de un solo dueño, que tiene la capacidad de prodigarse a los demás.
     Sé que no puedo ir contra mi destino, sin que esto implique que no tenga la capacidad para esquivar las tempestades e impedir el naufragio de mi ser. Es mi fortaleza espiritual la que me mantiene firme, la que me impide ante la adversidad doblegar mi voluntad.

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