domingo, 4 de agosto de 2019

CONFETI DE LETRAS por Eréndira Ramírez


El amor es energía, que fluye, que se transforma. En ocasiones, al ser un sentimiento se percibe, se transmite en una gama enorme de formas. En ocasiones no es comprendido, en otras es confundido, y tristemente puede ser simulado.

No hay una forma única de amor, a veces siendo verdadero y profundo, puede desvanecerse poco a poco, sin que seamos capaces de advertirlo. Puede incluso convertirse en odio, y aunque parezca mentira, conservándose como amor, puede no ser suficiente para mantener la unión de los que se aman.

Porque el amor es susceptible a la desconfianza, a la infidelidad, a la mentira, a los virus que le enferman, le hieren y que a veces deja consecuencias, o cicatrices que toman toda una vida en sanar. 

Aún amando, puede ser a veces necesario prescindir de la presencia del ser amado, porque a veces la energía choca con barreras de comprensión. O bien, es solo unidireccional, y no se crea el campo magnético imprescindible a mantener la fuerza que se requiere para que sea el amor vínculo deseado, para que oxigene y no sofoque; para que sea motivo de alegría y no de desazón.

El amor tiene vaivenes, es oleaje que a veces se convierte en tempestad. Afortunados somos cuando encontramos en el amor la emoción de vivirlo en plenitud, y lograr cuando menos una vez en la vida, un amor que nos dé certeza e inspiración. Que nos agite el corazón, que nos mantenga la ilusión y que, en contra de la más elemental aritmética, nos convenza de que uno más uno es mucho más que dos.

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