ÁNGELUS
La hora del Ángelus se tiñó de rojo
Un chirriar de llantas, luego un golpe seco
Se rompió la calma cómoda del día
En el crucero, frente
a la tienda palíndromo de cada esquina.
Cual muñeco de trapo en el asfalto
Juan “N” nos recuerda
que nadie en este mundo
puede comprar la vida.
En su mano tiene, apretado con fuerza
el pastelito que
saciaría su hambre.
Con él muere también, a pocos pasos
el bote de jugo que nadie ha de beber
Íntegro pero maldito, cargado de memorias.
Memorias-historias que habrán de construir
el dolor de sus deudos
y el hondo pesar de
mis pupilas.
Momento que habré de recordar
día con día
cuando cae la mañana, junto al
sublime canto de nuestra Ave María.
Excelente crónica poética
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