El abuelo se recrea en las pupilas del nieto,
busca en ellas la verdad que los une
más allá de la Genealogía
a setenta y dos años de distancia.
Platica el viejo, a ratos se torna parlanchín
como queriendo atrapar la escucha del pequeño,
por tanto tiempo presente en sus imaginación
por tanto tiempo presente en sus imaginación
y que hoy se ha convertido
en una palpitante realidad con cara de ángel.
en una palpitante realidad con cara de ángel.
Lo toma entre sus brazos y luego le platica,
en un abrazo único se funden dos generaciones.
en un abrazo único se funden dos generaciones.
Sonríe el pequeño al escuchar su voz,
y con cada sonrisa el abuelo parece estar gozando
un anticipo de los misterios de la Redención.
un anticipo de los misterios de la Redención.
Ambos entienden, cada cual a su modo,
que este camino que habrán de compartir
desde extremos opuestos de la vida
es una historia que se escribe con tinta-amor
de aquí a la eternidad.
que este camino que habrán de compartir
desde extremos opuestos de la vida
es una historia que se escribe con tinta-amor
de aquí a la eternidad.
Verdad casi incomprensible pero del todo real. Es maravilloso constatar todo lo importante que resulta el interés dinástico, pero, más importante aun, los sentimientos de amor, entrega y felicidad que bien se corresponden con un genuino anticipo de los "misterios de la Redención". Carmen no sólo eres poeta, eres una extraordinaria conocedora del comportamiento humano. ¡Felicidades y qué Dios te bendiga!
ResponderBorrarGracias por tu comentario, José Clemente. Si algún mérito hay en mí es sólo el de atrapar al vuelo las verdades que otros detentan y que inspiran mi poesía cuando, de alguna manera, quedan al alcance de mis sentidos. Abrazo.
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