Algunos de mis momentos de mayor orgullo han ocurrido con “sólo un perro”. Muchas horas han pasado siendo mi única compañía “sólo un perro”, pero ni por un solo instante me sentí despreciado.
Algunos de mis momentos más tristes han sido por “sólo un perro”, y en esos días grises, el suave toque de “sólo un perro” me dio el confort y la razón para superar el día.
Si tú también piensas “es sólo un perro”, entonces probablemente entenderás frases como “sólo un amigo”, “sólo un amanecer” o “sólo una promesa”. “Sólo un perro” trae a mi vida la esencia misma de la amistad, la confianza y la alegría pura y desenfrenada. “Sólo un perro” saca a relucir la compasión y paciencia que hacen de mí una mejor persona.
Por “sólo un perro” me levantaré temprano, haré largas caminatas y miraré con ansias el futuro. Así que para mí y para gente como yo, no es “sólo un perro”, sino una encarnación de todas las esperanzas y los sueños del futuro, los recuerdos del pasado, y la absoluta alegría del momento.
“Sólo un perro” saca lo bueno en mi y desvía mis pensamientos lejos de mí mismo y de las preocupaciones diarias.
Espero que algún día puedan entender que no es “sólo un perro”, sino aquello que me da humanidad y evita que yo sea “sólo un humano”.
Así que la próxima vez que escuches la frase “sólo un perro”, simplemente sonríe porque ellos “simplemente no comprenden”.
Gracias, María Teresa por compartir.
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