DIÁLOGOS CON LA MUERTE
En el continuo de la vida fluyo
día tras día,
en tanto la fuerza vital no se apague.
Te conozco muy bien, Señora Muerte, hemos departido
en más de una ocasión,
en un tête a tête que me ha enseñado
a amar más la vida.
Siento que rondas cual ladrón furtivo. Oculta entre las
sombras.
Cualquier noche. Detengo el paso,
alcanzo a escuchar tus estertores
al instante en que rompen
la dulce calma de los niños.
No te temo. ¿Sabes?
Algún día habremos de reunirnos,
será de madrugada, lo supongo
para un último encuentro
--el de la despedida--, porque así ha de ser.
Entre tanto, con cada golpe de reloj,
mientras la música corra por mi cuerpo,
danzo alegre al compás
de la vida.
Acallo tu silencio, disipo tus largas
sombras de la noche.
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